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Reportaje:La situación de la sanidad en Madrid / 1

La ubicacion de los hospitales, un ejemplo perfecto de mala planificación sanitaria

Un conocido médico español de los años setenta afirmaba incesantemente lo que para él constituía el ejemplo de una mala planificación hospitalaria: Madrid. Siempre estaba dispuesto el citado doctor a explicar a quien quisiera escucharle sus razones para tal afirmación: trazaba en un papel dos líneas perpendiculares que, imaginariamente, dividían la ciudad en cuatro partes iguales. Y sobre el cuadrante noroeste de tal división empezaba a poner puntos, uno por cada uno de los hospitales ubicados en la zona. Esto es, La Paz; el Centro Ramón y Cajal, más conocido como el Piramidón; la Clínica Puerta de Hierro, El Clínico de San Carlos, la Clínica de la Concepción y el Hospital Central de la Cruz Roja. Mientras en el cuadrante noreste sólo colocaba los puntos correspondientes al Gran Hospital de la Beneficencia General del Estado y a la Ciudad Sanitaria Provincial, en aquel entonces todavía llamada Francisco Franco. Pero peor era todavía la situación del sur madrileño: sólo un hospital, el Primero de Octubre.Desde entonces hasta ahora pocos han sido los cambios que se han operado en la geografia hospitalaria madrileña, como no sean los estrictamente relacionados con el aumento de la demanda asistencial y las constantes reorganizaciones de los servicios médicos de los hospitales, en un ininterrumpido intento por mejorar la asistencia por parte de los profesionales encargados de dirigirla.

Puede que el último ejemplo en esta lucha constante entre la demanda de un servicio -en este caso, tan esencial- y su prestación esté en la reivindicación ciudadana para lograr la inmediata apertura de la clínica materno-infantil de la ciudad sanitaria Primero de Octubre, precisamente ubicado en la zona más sanitariamente deficitaria de todo el entorno madrileño, el Sur.

La Paz, el gran centro de urgencias

La situación hospitalaria madrileña había mantenido sus niveles de asistencia durante varios años a base del Hospital Provincial de la glorieta de Atocha -después sustituido por la ciudad sanitaria provincial de Doctor Esquerdo-, el Clínico de San Carlos -primero también en la zona de Atocha, y después junto a la Ciudad Universitaria-, el Hospital Central de la Cruz Roja, en la avenida de la Reina Victoria, y la Clínica de la Concepción.

En el año 1964 iba a cambiar, sin embargo, ese panorama. En esa fecha, coincidiendo con los «veinticinco años de paz» del franquismo, fue inaugurado el hospital que debía ser el curalotodo de la sanidad madrileña: la ciudad sanitaria La Paz. Y la verdad es que, en un principio, por lo menos, constituyó el tablón que la mantuvo a flote. Pero el esfuerzo desarrollado para que La Paz fuera el mejor de los hospitales dio unos resultados que nadie, al parecer, había calculado: todo el mundo quería que le atendieran en ese hospital. Y se llegaron a dar casos de pacientes muy graves que atravesaban la ciudad a instancias de sus familiares, despreciando un hospital más cercano, para llegar hasta La Paz.

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De esta forma, poco a poco, la ciudad sanitaria La Paz fue perdiendo algo de su mayor calidad, calculada en un principio, para ganar, aunque fuera mínimamente, en la cantidad de enfermos atendidos. En algún caso llegó a producirse la noticia de que había rebasado ya el ciento por ciento de ocupación y que los enfermos debían ser atendidos en camas improvisadas en los pasillos del centro hospitalario. Inmediatamente se restringía la admisión de nuevos enfermos y, tras las altas correspondientes, la situación retornaba a la normalidad.

Hoy por hoy, La Paz sigue siendo el gran hospital madrileño, por su volumen, y sigue manteniendo su vitola de años atrás, a pesar de que nuevos centros han aparecido en la ciudad, dispuestos a cubrir las necesidades que La Paz, por sí sola, no podía satisfacer.

Por supuesto, en ese gran hospital es factible atender toda clase de enfermedades, para lo que cuenta con una dotación no siempre suficiente. Para atender las 2.243 camas de que dispone, cuenta con 5.844 personas en su nómina. Durante un solo año, el de 1978, se producen 62.497 ingresos, que dan lugar a 656.592 estancias, con una media de estancia por cada enfermo de 10,5 días. Además, se evacuan 816.835 consultas externas que no han de producir, necesariamente , la hospitalización del paciente.

Un dato puramente anecdótico, pero que demuestra bien a las claras la magnitud de este monstruo hospitalario del norte de Madrid es el que se refiere a su población flotante: cada día pasan por La Paz, para ser visitadas por un médico, para ver a un familiar hospitalizado o para realizar cualquier tipo de gestión, entre 30.000 y 40.000 personas.

Puerta de Hierro, mimada para la investigación

La Clínica Puerta de Hierro, ubicada en el mismo cuadrante en que se sitúa La Paz, fue construida en el año 1959 por una entidad privada que pensaba explotarla como negocio. Este, sin embargo, no fue excesivamente rentable y decidió su venta a la Seguridad Social.

La idea del Instituto Nacional de Previsión fue, desde un primer momento, dedicar las instalaciones que adquiría a potenciar la investigación clínica. Para ello, el staff de Puerta de Hierro fue cuidadosamente seleccionado y aleccionado en tal línea. Paralelamente, la asistencia hospitalaria que pudiéramos considerar como normal fue restringida al máximo para conseguir un cierto sosiego en el centro que permitiera desarrollar esa investigación clínica que se proponía.

Fue por ello, precisamente, por lo que los médicos de la Clínica Puerta de Hierro pusieron el grito en el cielo en el momento en que el INP -Instituto Nacional de Previsión, ya desaparecido, para dar paso al Instituto Nacional de la Salud, Insalud- decidió sectorizar la asistencia hospitalaria de urgencia para toda la ciudad de Madrid y los principales pueblos que la rodean, para lo que precisó echar mano de todos los hospitales, incluido, por supuesto, Puerta de Hierro.

Con todo, la clínica siguió siendo ese hospital mimado para la investigación de los que harían falta, por lo menos, otros diez en toda España.

Mucho más pequeño que el gran monstruo de La Paz, Puerta de Hierro tiene 647 camas, atendidas por 836 trabajadores, de los que 314 son médicos de plantilla. En el año 1978, se produjeron 8.282 ingresos, que dieron lugar a 170.641 estancias, con una estancia media de 20,6 días por enfermo.

"El Piramidón" de "Centro especial" a centro a secas

El Centro de Especialidades Quirúrgicas Ramón y Cajal fue ideado en su día como una ampliación y potenciación del centro quirúrgico que la Seguridad Social tenía en la Ciudad Universitaria Complutense, junto a su facultad de Medicina. Tenía que ser, según su idea primigenia y su propio nombre -que después había de perder lo de la especialidad-, un centro hospitalario de alta tecnificación y especialización quirúrgica. Es decir, si en Puerta de Hierro se desarrollaba una investigación clínica, en el Ramón y Cajal tenía que efectuarse una investigación quirurgica.

De acuerdo con todo ello, el Ramón y Cajal comenzó a ser esperado como la gran panacea que tenía que resolver gran parte de los problemas hospitalarios madrileños. Por ello, alguien pensó que, siguiendo con los términos médicos, el citado centro venía a ser a la sanidad madrileña como el Piramidón -un antipirético muy utilizado para eliminar los síntomas de la enfermedad, aunque no la enfermedad en sí- a cualquier enfermo. De ahí a que el Centro Ramón y Cajal pasara ser conocido por todos como el Piramidón no medió ni un paso.

Sin embargo, Madrid andaba realmente necesitada de camas hospitalarias que sirvieran para descargar, de alguna forma, los hospitales ya existentes y que no daban abasto para atender toda la demanda que se producía. Era necesario sacrificar el centro de investigaciones que tenía que ser el Piramidón para convertirlo en un hospital que, si bien mantuviera su alto grado de tecnificación, abandonara en gran medida la parcela investigativa para la que había nacido en la mente de quien lo había planificado. De esta forma, el Centro de Especialidades Quirúrgicas Ramón y Cajal se quedó sólo en Centro Ramón y Cajal.

Su inauguración sirvió al último objetivo que le había sido encomendado: rebajar la saturación a que estaban sometidos los otros hospitales. Pero su ubicación, junto a La Paz y en las cercanías de Puerta de Hierro, e incluso del Clínico y de la Concepción, contribuyó a masificar todavía más como zona hospitalaria el noroeste de la ciudad.

Las 1.600 camas de que dispone son atendidas por 2.273 personas. Los 16.094 ingresos habidos en 1978, con 353.436 estancias -estancia media de 21,9 días por enfermo- y las 114.765 consultas externas evacuadas dan fe del grado de utilización que ha llegado a tener en los tres años que lleva en funcionamiento.

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