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PAIS VASCO

Inquietud entre los funcionarios ante un proyecto del PNV para integrarles en la Administración autonómica

El tono general, y algunas frases en particular, del resumen de una ponencia del PNV sobre el funcionariado en el País Vasco, difundido en los últimos días por una agencia de prensa, han sembrado la inquietud entre los funcionarios de la Administración central actualmente destinados en Euskadi; los cuales, según la citada ponencia, deben pasar a formar parte de la función pública vasca, «aun en contra de los deseos de los propios funcionarios si fuera necesario». Esta y otras consideraciones incluidas en el texto justifican con creces, a juicio del consejero socialista de Administración local del CGV ' Angel García Ronda, el malestar y temor suscitado en el funcionariado por la difusión del contenido de la ponencia nacionalista.

El texto en cuestión, cuya discusión y aprobación estaba prevista en el orden del día de la asamblea nacional que el PNV celebraba a últimas horas de la tarde de ayer en Vitoria, consta de una introducción, una propuesta de actuación y un capítulo de conclusiones. Todo el escrito ocupa algo menos de quince folios. La introducción resume la filosofía del PNV sobre el tema, invoca como punto previo, la necesidad de todo régimen autonómico de contar con una «burocracia propia y adicta a los esquemas de la autonomía política, reclutada y formada en el marco del territorio» como garantía frente a «las tendencias del centralismo burocrático». En opinión de los redactores del documento -una «comisión de especialistas que vienen trabajando en el tema desde hace meses», según una fuente nacionalista-, «en el caso de Euskadi, hay que añadir la desconfianza hacia una burocracia que presumiblemente seguirá siendo, al igual que lo fue en la etapa anterior, un instrumento de centralización, poco respetuoso con la autonomía, tanto por razones de fidelidad como de formación». El escrito cita también el «plus específico de incomprensión que tradicionalmente ha tenido la Administración central respecto a las aspiraciones del País Vasco, la ausencia casi completa de un funcionariado de origen autóctono en los últimos cuarenta años y la huida generalizada hacia otros territorios de gran parte del funcionariado existente hoy día en el País Vasco». Por todo ello, la ponencia concluye considerando tarea prioritaria la «creación de una Administración pública del País Vasco».Para ello, el escrito plantea la necesidad de distinguir dos fases: una primera, en la que todos los actuales funcionarios pasarían a depender de los poderes autonómicos, y una segunda, de organización de la nueva Administración vasca, en la que jugaría un papel decisivo la Escuela Vasca de Administración Pública.

Para cubrir la primera fase habrá que superar, según la ponencia, dos tipos de resistencia: la opuesta por la propia Administración central y la de «numerosos funcionarios a integrarse en la Administración pública del País Vasco». Este segundo aspecto es considerado el más «delicado». Una vía de solución al problema podría ser, para el PNV, el «establecimiento de unos criterios de movilidad interterritorial dentro de las distintas comunidades que componen el Estado español», que puede hacer compatibles «los intereses de unos funcionarios hasta ahora del Estado con el derecho del País Vasco a crear una Administración propia». En todo caso, debe quedar claro, según el escrito, que si «agotadas todas las posibilidades de ser trasladado a otros territorios el funcionario permanece aquí, prestando sus servicios al País Vasco, su permanencia e integración es en la Administración pública del País Vasco y no a la estatal». Este es un objetivo «de gran importancia», por lo que «debemos luchar con toda energía».

El objetivo final de creación de una burocracia vasca requiere, por otra parte, la puesta en funcionamiento desde ahora mismo de una escuela vasca de Administración pública que posibilite la existencia de un funcionariado «con conocimiento del Euskera, con plena conciencia de las peculiaridades nacionales de nuestro país.

Como conclusiones, el escrito recoge, la siguientes. En primer lugar, la importancia de contar con «un funcionariado que ideológicamente se identifique con la identidad nacional del País Vasco», y la necesidad de una «toma de conciencia generalizada» de esa importancia. En segundo lugar, la necesidad de una fase transitoria en la que «la Administración periférica del Estado, con sus funcionarios, pase deforma generalizada a constituir la Administración de la comunidad autónoma». En tercer lugar, la importancia de contar con una escuela vasca de Administración pública que responda a retos como el de la eficacia y la reuskaldunización del funcionario.

La inquietud ante su futuro transmitida a EL PAIS por algunos funcionarios de las delegaciones de los ministerios en Vizcaya, alarmados ante el planteamiento nacionalista del tema, fue considerada «plenamentejustificada» por el consejero vasco de Administración local. «Para empezar», opinó el señor García Ronda, «es de temer que cuando los nacionalistas hablan de una burocracia adicta a la autonomía política haya que leer adicta al PNV o a la filosofí a del PNV.»

Angel García Ronda considera hipócrita qué, por una parte, se reconozcan las dificultades existentes en el pasado para el aprendizaje del euskera y, por otra, se exige ahora su conocimiento, o su aprendizaje a corto plazo, para poder desempeñar determinados puestos en la Administración. Este planteamiento revelaría a su juicio una actitud «doblemente irresponsable, pues sí, por una parte, introduce un injusto criterio de discriminación laboral, por otra, perjudica gravemente, incluso, el proceso de normalización lingüística».

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