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Washington ha podido ocultar información sobre Afganistán a sus aliados de la OTAN

Fuentes diplomáticas cercanas a uno de los países miembros de la OTAN expresaron ayer su disgusto por la escasa información que respecto al movimiento de tropas soviéticas en Afganistán facilita Estados Unidos a sus aliados europeos.

Dichas fuentes desmienten también al secretario general del Pacto Atlántico, Joseph Luns, al afirmar que la información previa a la invasión fue muy escasa, lo que no es comprensible si se tienen en cuenta los medios de información, incluidos satélites espías, con que está equipada la CIA. Fuentes oficiales de la OTAN negaron estos extremos, señalando que desde la invasión de Afganistán se han celebrado numerosas reuniones informativas urgentes, la próxima de las cuales tendrá lugar el lunes.Un despacho de la agencia oficial belga indicaba que durante el consejo atlántico del pasado mes de diciembre, sólo se habló «furtivamente» de Afganistán, cuando la invasión soviética ocurrió pocos días después.

La tesis de los «medios atlánticos» citados por la agencia belga implicaría que el Gobierno de Washington ocultó información a sus aliados en un tema de tanta trascendencia.

La misión norteamericana ante la OTAN se limitó oficialmente a pronunciar un no coment sobre las versiones de descontento.

Las presuntas acusaciones de algunos aliados pondrían al descubierto que en la OTAN, no sólo no hay unanimidad sobre las sanciones occidentales a la Unión Soviética, sino que se habría abierto una crisis de confianza.

La "doctrina Carter"

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Las relaciones con la Unión Soviética y la situación general en el área del golfo Pérsico son el eje principal del discurso del presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, que presenta tradicionalmente cada año ante el Congreso sobre el estado de la Unión, discurso que completa con una serie de medidas de carácter socioeconómico, insistiendo en una lucha eficaz contra la inflación. En su apartado sobre la defensa de los derechos humanos, Carter cita como ejemplo el proceso democrático español.Carter define lo que se denomina una «nueva doctrina», basada en su convencimiento que las orientaciones de la Unión Soviética son agresivas para toda la zona del Oriente Próximo, donde radican los intereses vitales en petróleo para el mundo occidental. Reforzar la presencia militar norteamericana en la zona será uno de los elementos básicos. El discurso-programa, cuya lectura comenzará Carter ante el Congreso a las nueve de la noche (tres de la madrugada, hora española) puede aportar una serie de detalles en el sector defensivo. Washington prepara activamente la creación de una fuerza especial de 100.000 soldados, dieciocho buques de guerra y seis escuadrones de reactores. Una serie de países de la zona (Omán, Kenia, Somalia y Bahrein) aportarían su apoyo cediendo bases para las futuras operaciones norteamericanas, destinadas a anteponer una respuesta a lo que aquí se considera como la estrategia soviética para ocupar los yacimientos petrolíferos de Oriente Próximo. Sin llegar a pretender una extensión formal al golfo Pérsico del área geográfica de operaciones de la OTAN, Carter podría aludir en su discurso-programa a la necesidad de resucitar la desaparecida CENTO, alianza que reagrupó en el pasado a los países de la zona centroasiática.

Es probable que el inicio de tal operación se limite a los «acuerdos de cooperación», económicos y militares, de Estados Unidos con países de la tensa región de Asia central, con particular atención en Arabia Saudí y Pakistán. Carter va más lejos y precisa que Estados Unidos está dispuesto a «defender» a Irán frente a una eventual intervención de tropas soviéticas (estacionadas cada vez en mayor número en la frontera sureste entre Afganistán e Irán), siempre y cuando el Gobierno, de Teherán libere a los cincuenta rehenes retenidos en la embajada de EEUU en la capital iraní.

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