El crimen de Cuenca
Como conquense, y porque amo a e, mi provincia, me veo en la obligación moral de contestar a la carta de Antonio Buero Vallejo, José Luis Aranguren y ocho firmas más, publicada en EL PAIS con fecha 15 de enero.Los firmantes sólo han tenido en cuenta el hecho de la prohibición de la película de Pilar Miró por parte del Gobierno, que califican como «un abuso de poder», «una medida anticonstitucional». Más adelante dicen: «Es evidente también que hecho tan grave nos afecta a todos, que supone una transgresión a la libertad de expresión y que una sociedad que permite que se cometan semejantes desafueros con tal impunidad es una sociedad conformada y condenada a la represión y la injusticia.» ¿No les parece a los firmantes que también es anticonstitucional jugar con los sentimientos del pueblo conquense?
El título de la película es totalmente falso, al no responder a la temática de la obra. ¿No es acaso un abuso de la libertad de expresión, un desafuero y una injusticia volver a colgar a la provincia de Cuenca el sambenito de ese crimen que no existió, y que con ese título van a contribuir a agrandar la leyenda negra de Cuenca, pisotear la dignidad y poner en entredicho el buen nombre de la provincia?
Más adelante, dicen en su carta: «Por ello, porque no debemos resignarnos al silencio y a lo injusto, los abajo firmantes reclamamos la inmediata exhibición de El crimen de Cuenca.» Yo les contestaría por eso mismo, porque no me resigno al silencio y a la injusticia de que esa película sea exhibida con ese título. Pido le sea cambiado el nombre. No me opongo al contenido de la película, sí al nombre.
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