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Los socialistas italianos piden un "Gobierno de emergencia", con inclusión del PCI

Juan Arias

El ala izquierda del Partido Socialista italiano (PSI) ha impuesto duras condiciones a su secretario general, Bettino Craxi, en la reunión del comité central del partido, concluido ayer en Roma. Si Craxi sigue en el cargo ha sido a costa de ver a su principal oponente, Riccardo Lombardi -líder tradicional del ala izquierda del PSI-, acceder a la presidencia del partido, aceptar la colocación a su lado de un órgano colegial y transigir en la elaboración de un documento que señala el fin del actual «Gobierno de tregua» y pide su sustitución por otro de emergencia nacional que incluya a los comunistas.

Bettino Craxi ha preferido quedar corno secretario del Partido Socialista, aun teniendo que pagar un precio muy alto a la izquierda de su partido. Después de haber renunciado a que se votara su informe, que había obtenido el rechazo, por lo menos, de la mitad numérica del comité central, sus opositores, el ala izquierda, pusieron como condición para que permaneciera la creación de una comisión encargada de preparar dos documentos: uno político y otro de reestructuración del partido, para presentarlos a la votación. La comisión trabajó, en la difícil tarea de llegar a un acuerdo, hasta las seis de la mañana de ayer.El documento político fue aprobado con sólo dos votos contrarios y una abstención. y el programático, con ocho votos contrarios y siete abstenciones.

Otra de las condiciones fue el nombramiento de presidente del partido, en sustitución de Pietro Nenni, recientemente fallecido. Esta elección ha recaído en Riccardo Lombardi, el viejo líder de la izquierda del partido y principal oponente de Craxi. La gran personalidad de Lombardi hizo posible su nombramiento por aclamación.

El documento político afirma que el PSI considera terminada la fase del Gobierno de tregua que preside Francesco Cossiga. que «deberá ser sustituido inmediatamente después del congreso de la Democracia Cristiana, que empezará el 1 de febrero».

Añade que, dadas las circunstancias de gravedad de la crisis del país, los socialistas, al mismo tiempo que se oponen a nuevas elecciones. aceptarán sólo «un Gobierno orgánico de emergencia y solidaridad nacional, con la presencia de las fuerzas democráticas disponibles», es decir el Partido Comunista italiano (PCI), y que, por tanto, advierten a la Democracia Cristiana que se «abre una nueva fase en la política del país».

Se trata de una decisión casi diametralmente opuesta a la que había presentado Craxi. De hecho, la respuesta de la Democracia Cristiana, a través de Gerardo Blanco. el presidente de los diputados del partido, ha sido inmediata: «Equivale a un diktat que sólo podemos rechazar. »

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Por su parte, los socialdemócratas, cuyo congreso nacional está celebrándose en Roma, han acusado a la izquierda del PSI diciendo que «han puesto las esposas a Craxi» y que lo han convertido en «un rehén».

Por lo que se refiere al documento de reestructuración del partido, también la izquierda ha impuesto sus condiciones, muy duras: la creación de un organismo con características políticas y de coordinación de la dirección que gobernará junto con el secretarlo general, reestructuración del sector operativo del partido, de la dirección de la administración y cambio del director del diario L'Avanti, que era un hombre de confianza de Craxi.

Craxi, que es muy hábil, ha preferido aceptar y quedarse esperando tiempos mejores y probablemente esperando el viaje inminente del jefe del Gobierno, Francesco Cossiga, a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente norteamericano, Jimmy Carter.

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