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Los gastos del Ayuntamiento serán inferiores a los de 1979

El Ayuntamiento de Madrid no dispondrá de su propio presupuesto para 1980, que alcanzará la cifra de 36.500 millones de pesetas, antes del 1 de marzo próximo, según pudo saber ayer EL PAÍS en fuentes municipales. El motivo del retraso no es otro que la existencia de pequeñas dificultades de orden técnico en la casación de las partidas presupuestarias, lo que impedirá que pueda ser sometido al próximo pleno de la Corporación, que se celebrará el viernes día 25. Este presupuesto será en términos reales inferior al del pasado año en un 3,5% y la partida de inversiones será sólo de mil millones.

Dichas dificultades vienen dadas por el hecho de que prácticamente todo el presupuesto está dividido en gastos fijos, así como en gastos de liquidación de deudas anteriores, lo que solamente permite un capítulo de mil millones para inversiones. «Necesitaríamos un presupuesto mucho más elevado», comentó Joaquín Leguina, responsable de la hacienda municipal, «pero la ley en este punto es inflexible y afirma que los gastos del Ayuntamiento deben de ser exactamente iguales a sus ingresos. Por esta razón solamente podremos disponer de 36.500 millones.»«Con esta cifra», añadió Leguina, «se hace inevitable que durante el próximo año el Ayuntamiento tenga que acudir a un presupuesto extraordinario, en base a emisión de deuda pública, de entre 6.000 y 7.000 millones de pesetas. De esta cifra, 3.650 millones irían destinados a la Gerencia Municipal de Urbanismo y el resto se dedicaría a inversiones.» (El presupuesto de la Gerencia, según dispone la ley, debe equivaler al 10% del total de los ingresos municipales.)

De los 36.500 millones, casi un 60% (exactamente 19.700 millones) está destinado a gastos de personal; esto es, a retribuciones de los 22.000 funcionarios con que cuenta actualmente el Ayuntamiento de Madrid. A esta cifra hay que añadir otros seiscientos millones. correspondientes a la partida número tres, para clases pasivas integradas en la mutualidad municipal.

La siguiente partida en importancia, la número dos en el esquema de hacienda, es la de gastos varios, entre los que destacan las obras urbanas (arreglo de calles, saneamiento y mantenimiento de la ciudad), gastos de oficina (muy elevados, debido a la fuerte burocracia municipal), gastos de representación, etcétera, que alcanza la cifra de 9.500 millones de pesetas.

La carga financiera actual del Ayuntamiento, correspondiente a liquidación de deuda de ejercicios anteriores, alcanza la cifra de 4.000 millones de pesetas. Por lo que, descontadas otras pequeñas partidas, el importante capítulo de inversiones solamente cuenta con mil millones de pesetas. Esta cifra debe repartirse entre las doce delegaciones de servicio y es a todas luces insuficiente, si se tiene en cuenta que las delegaciones solicitaron un presupuesto total para inversiones de casi 13.000 millones de pesetas.

A pesar de que la ley lo prohíbe, el Ayuntamiento tuvo un déficit durante 1979 de 7.000 millones de pesetas frente a los 10.000 que hubo en 1978. Esto es un 30% menos (40% menos si se tiene en cuenta un incremento del coste de la vida de un 16%). Esta pérdida de 7.000 millones, sumada a los 25.000 millones a que ascendía el presupuesto de 1978. prorrogado para el pasado año, más la recaudación municipal de impuestos (con el incremento que supondrá para 1980 la reforma fiscal municipal) es la que produce la cifra de los casi 37.000 millones de presupuesto.

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La pérdida durante 1979 más lo acumulado de los años anteriores (lo que se conoce como carea financiera) será pagada a medias entre los ayuntamientos y la Administración, en virtud de lo acordado entre la comisión de alcaldes y el vicepresidente Abril a finales del pasado año. Esta medida del Gobierno será la destinada a pagar los presupuestos de liquidación de deudas, ya que es propósito de aquél que las cuentas de los municipios, en lo que a presupuesto se refiere, queden a cero a finales de 1980. No obstante, la deuda total del Ayuntamiento madrileño fue, a finales del pasado año, de 46.000 millones de pesetas.

Para Joaquín Leguina, a pesar de que el incremento entre los presupuestos de 1979 y de 1980 (sumados a aquel los 7.000 millones de pesetas de pérdidas) es de un 12.5%, en términos reales, descontado el incremento del coste de la vida, el presupuesto para 1980 será un 3.5% inferior al del año anterior.

«A pesar del serio esfuerzo que ha hecho este Ayuntamiento de izquierdas en cuanto a la reforma fiscal municipal». manifestó Leguina, «nos encontramos con un presupuesto ligeramente inferior. Como no hay más remedio, hemos tenido que ajustarnos a las medidas legales. Yo diría que el de 1980 es un presupuesto saneador. Tiene que ser así porque de otra forma sería imposible que el Ayuntamiento creciera financieramente hablando en años próximos. No obstante. el PSOE y el PCE somos partidarios de proseguir una política de endeuda miento razonable. También pretendemos conseguir que la carga financiera del transporte pública salga de los presupuestos ordinarios.»

En cuanto al Plan de Saneamiento Integral, la principal obra que tiene en sus manos este Ayuntamiento, y que costará 32.000 millones, su importe global no saldrá de los presupuestos ordinarios. Su pago está garantizado en ocho años por todos los vecinos de Madrid, a través del aumento de las tarifas del agua. No obstante, toda vez que el Ayuntamiento se ha comprometido a realizarlo en cuatro años, actualmente se está negociando con aval del Estado un préstamo de un consorcio de bancos europeos de algo más de 7.000 millones.

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