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Claudio Guillén: "La literatura comparada es un antídoto contra el narcisismo cultural"

Dicta un ciclo de conferencias en la Fundación March

Claudio Guilién, profesor encargado del departamento de Literaturas Comparadas en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, dio ayer en la Fundación March, de Madrid, la primera del ciclo de conferencias de introducción a este tema que, según sus palabras, «son estudios que no existen en la universidad española, lo que no deja de ser significativo». Preguntado por EL PAÍS sobre el tema, Claudio Guillén señaló que las causas están en la falta de tradición de enseñanza de las filologías extranjeras modernas, y más al fondo, «el espíritu de narcisismo de este país», contra el que la literatura comparada sería «un buen antídoto».«Hay que empezar a ser conscientes de la necesidad de abrir la universidad española a Europa y Occidente, pero no sólo: también, y a mí me interesa especialmente, a Oriente, a Africa y Asia, culturas con las que el diálogo está inédito y, por tanto, lleno de posibilidades», dice Claudio Guillén. «A mi modo de ver, falta en las instituciones españolas la tradición de la literatura comparada, del cosmopolitismo que la sustenta, esa forma de la curiosidad universalista que fue una aspiración romántica y que apareció en el tránsito entre el siglo XVIII y el XIX. Antes -y aún queda como la otra tendencia- se entendía la cultura como única y absolutista. Entonces se empezó a sentir como un mosaico de culturas distintas. Y sintiendo las distintas literaturas nacionales se empezaron a notar, entre los temas infinitos, los problemas que dan vida a la literatura.»

«La pregunta», sigue Claudio Guillén, «es hasta qué punto existe la literatura como un conjunto. Y ahí está la lucha, el diálogo, entre la unidad de la imaginación poética y la diversidad entre sus distintas manifestaciones.» «El comparatista sufre el ir y venir entre lo local y lo universal. Y a niveles universitarios», sigue Claudio Guillén, «eso significa el estudio de la literatura comparada.»

Los elementos, los grupos temáticos base de la literatura comparada, los explica Claudio Guillén: «En primer lugar, se estudian los géneros literarios, los conjuntos convencionales que de algún modo son internacionales y que establecen una relación entre el escritor y el lector: uno, de ciñe; los otros esperan algo de algún modo dado.» «En segundo lugar», dice, «se estudia la historia literaria comparada: cómo se escribe, cómo se narra la historia. Y también la recurrencia de ciertas estructuras sociales y sus correspondencias posibles en el terreno de la cultura. Se llega naturalmente por ahí a la relación entre literatura y sociedad».

«Por otra parte, en lo que podría considerarse tercer gran bloque de problemas, se estudian los distintos procedimientos literarios y de estilo, y este terreno es particularmente fértil en lo que se refiere al encuentro con Oriente: se trata, entonces, de la comparación entre literaturas que no se han influido, como es el caso de la china, respecto a cualquiera de las occidentales.» «Por último», termina Claudio Guillén, «está también el estudio de los temas, la recurrencia de actitudes morales, de mitos antiguos y modernos como Prometeo, o Fausto o don Juan, y el de, las fuentes e influencias, en el que hay más tradición, porque es el enfoque primero históricamente.» «Todo esto», sigue, «conduce directamente a la teoría de la literatura, que, a mi modo de ver, no se puede hacer sin haber estudiado antes cómo se hizo la poética y la crítica en las distintas culturas. También en este caso es particularmente fecunda la comparación: entre Oriente y Occidente.»

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