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RELIGION

Los obispos alemanes apelan al concordato firmado por Hitler para sancionar a Küng

La jerarquía católica alemana, siguiendo la condena del Vaticano contra el teólogo Hans Küng, decidió exigir a éste que abandone «voluntariamente» su condición de funcionario vitalicio del gobierno regional de Baden-Württemberg, categoría que le corresponde a Küng en cuanto catedrático de universidad.

El obispo de Rottenburg-Stuttgart, Georg Moser, que ha sido el encargado de notificar la nueva medida, por la que se aplicaría de hecho un berufsverbot (prohibición de ejercicio profesional) al profesor, ha basado esta exigencia en lo establecido por el Concordato firmado entre el Vaticano y Adolfo Hitler, hecho público el 22 de julio de 1933. La validez de este concordato fue confirmada por el Tribunal de Garantías Constitucionales de la República Federal de Alemania en una sentencia del 26 de marzo de 1957.Según el artículo diez de este Concordato, los miembros del clero solamente podrían aceptar un nombramiento para un cargo dependiente del Estado una vez hubiesen recibido el nihil obstat (licencia) de su obispo, reservándose la Iglesia el derecho de retirarles este permiso «debido a razones importantes», y esto en cualquier momento.

Este nuevo paso, que se une a la retirada de la missio canonica, por la que el Vaticano y los obispos alemanes dejan de considerar a Küng teólogo de la Iglesia católica, ha sido expresado en una nueva carta del obispo Moser remitida al ministro de Ciencia del land de Baden-Württemberg, Helmut Engler. Según la nota, «el profesor Küng está obligado consecuentemente a renunciar en esa facultad a su categoría civil, unida a su condición eclesiástica».

Por su parte, el profesor Küng ha declarado que «ahora se verá palpablemente si el Vaticano es capaz o no de inmiscuirse en todo», y ha anunciado que recurrirá a los tribunales para defender su condición de funcionario civil. Según él, es cada vez más claro que la Iglesia trata de extender el alcance del Concordato vigente. Entre los teólogos alemanes de línea conciliar aumenta rápidamente su disconformidad con la situación concordataria de la RFA, en la que, además del citado Concordato del Reich, siguen en vigor otros tres especiales suscritos entre las dos guerras mundiales, por los estados de Baviera, Prusia y Baden, el primero y el tercero de los cuales siguen también en vigor.

El land de Baden-Württemberg, gobernado por los democristianos y en vísperas electorales para la Dieta regional, se encuentra en el grave aprieto de atender las presiones episcopales, retirando a Küng su categoría de funcionario por una razón no controlable por el estado, como es una cuestión doctrinal, o negarse a las pretensiones de los obispos. En el primer caso, la democracia cristiana facilitaría a los socialdemócratas, dirigidos por el «moralista» Erhard Eppler, máximo exponente del ala izquierda de su partido, un argumento contundente favorable a la tesis de éste, en el sentido de que los democristianos son un partido confesional. La segunda opción equivaldría a una pérdida de votos de católicos tradicionales a instancia de los púlpitos. Que la predicación de los jerarcas católicos alemanes se ha vuelto más agresiva en los últimos días es un hecho palpable a quienes frecuentan los templos. En su último sermón del año, el cardenal Joseph Ratzinger, arzobispo de Munich, señaló entre las funciones de la Iglesia, la de «defender a los pobres contra los intelectuales» y denunció, citando a Solschenitzin, a aquellos que se empeñan en tolerar una mezcla de verdad y mentira en el acontecer diario. El cardenal, que había formado parte de la comisión «conciliadora» que se entrevistó, días atrás en Roma con el papa Juan Pablo II, recalcó que la obediencia es el verdadero camino de la libertad, y el medio de «triunfar sobre el mal absoluto».

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