Orden al Ejército iraní de intervenir en Beluchistán
Las autoridades iraníes ordenaron ayer al ejército que tomara los enclaves más importantes de la capital de Beluchistán Zahedan y de la provincia sureña, como una primera medida para intentar poner fin a los disturbios, que en los últimos dos días arrojan un balance de ocho muertos y más de sesenta heridos.
Según Radio Teherán, los enfrentamientos fueron espcialmente violentos ayer, sábado, cuando francotiradores se apostaron en las terrazas de los edificios de Zahedan, disparando contra los paseantes y automovilistas. También hombres armados han tomado las principales carreteras de acceso a la capital beluchistana, en la que ha muerto un guardia revolucionario islámico (projomeinista) en una emboscada a una patrulla.La emisora iraní atribuyó los disturbios a fuerzas «contrarrevolucionarias». Mientras, altos personajes de Teherán afirman que el conflicto se plantea entre los miembros de la nacionalidad beluchistana con los sistaníes, que conviven en la provincia.
Sin embargo, el factor religioso parece jugar un papel predominante en la crisis, puesto que la mayoría de la población de Beluchistán es de obediencia religlosa sunnita.
El millón largo de beluchistanos, dirigidos por el líder sunnita Mowlawi Abdul Aziz, exigen a las autoridades centrales de Teherán obtener mayores prerrogativas en el gobierno provincial y la revisión de la Constitución, aprobada a principios de mes, que declara a la doctrina islámica chiita religión oficial de Irán.
El conflicto de Beluchistán sigue a varias crisis protagonizadas por diferentes etnias y nacionalidades residentes en Irán, desde la toma del poder por las fuerzas jomeinistas. El conflicto de los sunnitas beluchistanos se produce en unos momentos de relativa calma entre los kurdos, los primeros en plantear problemas al poder islámico de Teherán,y los azerbaiyaníes del ayatollah Chariat-Madari, además de los habitantes de la región petrolífera del Juzestán, que a mediados del presente año también plantearon reivindicaciones autonomistas.
Este cúmulo de situaciones coincide con informaciones, no oficiales, según las cuales.los líderes de los distintos grupos autonomistas de Irán se reunieron recientemente para estudiar una estrategia común contra el régimen islámico que preside el imán Jomeini.
Hoy, los sunnitas rebeldes de Beluchistán, que están mal organizados en comparación, por ejemplo, con los kurdos, recuerdan la frase de Jomeini a su llegada a Teherán en la que prometía igualdad y unión para las dos mayores ramas del islamismo, la chlita y la sunnita. Está claro que los seguidores de Abdul Aziz se sienten defraudados con estas promesas.
Punto muerto en la embajada de Estados Unidos
Por otra parte, los estudiantes que mantienen la embajada norteamericana con cincuenta rehenes en su interior afirmaron ayer en su 78 comunicado que los ciudadanos norteamericanos no quedarán en libertad y serán juzgados, a menos que el derrocado sha sea entregado a las autoridades iraníes para que se lejuzgue.
En relación con las amenazas del presidente de EEUU, Jimmy Carter, de solicitar a las Naciones Unidas sanciones económicas contra el régimen de Irán, los estudiantes aclararon que «su país está en condiciones de hacer frente a estas sanciones y a otras de cualquier tipo».
Sobre este tema, mientras el Consejo de Seguridad levantaba las sanciones a Rodesia, Carter exigía a la organización internacional que tomara con la mayor celeridad posible las medidas de castigo económico contra el régimen iraní. Hasta el momento, tan sólo la República Federal de Alemania (RFA) y Japón han contestado positivamente a la petición del primer mandatario norteamericano.
Carter conminó al Consejo de Seguridad para que tomase las medidas contra Irán la próxima semana. «De no ser así», dijo, «Estados Unidos las llevaría a cabo unilateralmente.»
El Gobierno de Bonn anunció ayer que apoyar la petición norteamericana contra Irán sería «más eficiente si existiese la condena en la ONU», porque quedarían respaldados por los derechos jurídicos internos de cada país. Añadió que se sumaría a la medida si también lo hacían los Gobiernos de Londres y París.
Funcionarios del Ministerio japonés de Asuntos Exteriores afirmaron anoche que su país está dispuesto a apoyar en la ONU la petición de EEUU contra Irán, pero estiman que el alto organismo internacional no decretará un boicot total debido a la oposición de sus miembros árabes y africanos.
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