Carter anuncia formalmente su candidatura para 1980
En medio de la crisis más grave que ha debido afrontar desde que llegara a la Casa Blanca, el presidente Jimmy Carter anunció formalmente ayer su candidatura para la reelección en 1980, y dijo que el vicepresidente, Walter Mondale, será de nuevo su compañero en la papeleta electoral.
Carter, de 55 años de edad, anunció su candidatura en un salón de la Casa Blanca, ante sus familiares y colaboradores más cercanos y sin ningún tipo de ceremonia. El presidente, que habló durante unos cinco minutos, había cancelado previamente una serie de viajes electorales y su asistencia a una cena de recogida de fondos para la campaña.La alusión a la crisis de Irán no podía faltar en el breve discurso de Jimmy Carter, quien recordó a esos cincuenta norteamericanos que continúan siendo rehenes de «una masa y un Gobierno que se han convertido en la misma cosa». El presidente casi se disculpó por anunciar su candidatura en estos momentos y dijo que había querido posponer su entrada en la carrera electoral, pero las leyes de algunos estados obligan a que los candidatos hayan hecho su declaración formal antes de un plazo que finaliza dentro de sólo unos días.
«Cada cuatro años, en paz y en guerra, en tiempos de crisis o de tranquilidad, el pueblo norteamericano elige a su presidente, y así hará de nuevo en 1980», dijo Jimmy Carter, quien anunció su intención de llevar «el Partido Demócrata a la victoria».
Por primera vez, Carter supera a Kennedy en los sondeos electorales
Carter se convirtió así en el tercer candidato que aspira a la nominación como aspirante a la presidencia por el Partido Demócrata, algo que se decidirá en el mes de agosto en Nueva York, durante la convención nacional demócrata. El gobernador de California, Jerry Brown, y el senador por Massachusetts, Edward Kennedy, son por ahora los dos únicos rivales del presidente.Sin que nadie pudiera imaginarlo hace sólo un par de meses, Carter hizo su anuncio de candidatura en un momento en que supera a Kennedy en un sondeo de opinión pública. La encuesta, realizada por el Instituto Harris y la cadena de televisión ABC, muestra que los demócratas prefieren a Carter por un 48% sobre Kennedy, que obtuvo el 46%. En el pasado mes de agosto, Kennedy tenía un 69% de opiniones favorables en la misma encuesta, mientras que el presidente en ejercicio conseguía sólo un 32%.
La actuación de Jimmy Carter durante la larga crisis de Irán ha sido el motivo principal de que su popularidad se haya disparado de ese modo. Aunque los expertos indican que en los períodos de tensión internacional el presidente siempre mejora su posición en los sondeos, que luego decrece a medida que se normaliza la tensión, no falta quien ve en este ascenso de Carter en los polls de opinión la llave para otros cuatro años en la Casa Blanca.
Edward Kennedy puede, en efecto, salir perjudicado de esta crisis internacional. De un lado, porque su desafío al presidente y jefe de su propio partido se basa en la falta de liderazgo y no en serias diferencias de programa, político. Y es precisamente la condición de líder «responsable y sereno» la que está valiendo a Jimmy Carter el aprobado de la mayoría de los demócratas.
De otro lado, las duras críticas vertidas por Kennedy contra el sha, al que acusó de robar millones de dólares, violar los derechos humanos y crear un régimen de los más crueles de la historia, están suponiendo un serio tropiezo para el senador por Massachusetts. La Administración Carter, convencida de que Kennedy cometió un grave error al criticar al depuesto monarca iraní, ha condenado sus palabras como «inoportunas y desafortunadas».
El tercero de los hermanos Kennedy en aspirar a la Casa Blanca ha intentado recoger velas, diciendo que apoya al presidente en esta crisis, pero que los esfuerzos para asegurar la liberación de los rehenes no deben confundirse con el respaldo al sha. Numerosos miembros del Ejecutivo y del Legislativo acusaron más o menos explícitamente a Kennedy de dar la razón a los estudiantes islámicos y dificultar, por tanto, la puesta en libertad de los cincuenta norteamericanos retenidos en Teherán desde hace 31 días.
«Tengo cicatrices y las llevo con orgullo», decía mientras tanto el presidente Carter al anunciar su candidatura para las elecciones del año próximo. Tras asegurar que el mejor aliado de Norteamérica es la verdad, el antiguo gobernador de Georgia, que anunciara por primera vez en diciembre de 1974 su candidatura, pareció dar un toque de atención a los partidarios del senador Kennedy cuando dijo que «el mundo de los ochenta será distinto del de los sesenta, como será distinto del de los años treinta».
«Tengo intención de ser nominado candidato por el Partido Demócrata y de pedir a la convención que renomine también al vicepresidente más eficaz de la historia norteamericana: Walter Mondale», dijo Carter, quien se mostró dispuesto a «continuar hablando con sentido común al pueblo norteamericano ».
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