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Carter anuncia que los rehenes han sido maltratados,

Cuando la crisis de Irán entra en su vigésimo quinto día y en un nuevo punto muerto hasta que se celebre la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el próximo sábado, el presidente Jimmy Carter adopta una postura cada vez más enérgica y pide el apoyo de todos los norteamericanos para defender el «honor nacional». Carter anunció, por otra parte, que los rehenes de la embajada de Teherán han sido maltratados.Carter convocó una conferencia de prensa el miércoles a las nueve de la noche (tres de la madrugada del jueves, hora de Madrid), que será transmitida en directo por las grandes cadenas de televisión en un momento de máxima audiencia. El presidente pidió a propósito esta hora, para ser visto y oído por el mayor número posible de ciudadanos, y se esperaba que en sus palabras volviera a subrayar que Estados Unidos no cederá al chantaje.

En sus declaraciones públicas de los últimos dos días, Jimmy Carter ha tomado una posición de mayor firmeza. «Protegeré el honor del país», aseguró en una ocasión, para calificar, en otra, la captura de rehenes en Irán como «una desgracia para quienes creemos en la civilización y en la decencia».

Durante la ceremonia de presentación de cartas credenciales de seis nuevos embajadores, Carter condenó ayer el «terrorismo internacional» y la «violencia de las masas», e insistió en que está dispuesto a conseguir la liberación de los rehenes lo antes posible y de la forma más pacífica que sea posible. El presidente dijo que el hacer, daño a personas inocentes está condenado por todas las leyes humanas y divinas.

La noche anterior, Carter había declarado que los 49 rehenes aún retenidos en la embajada norteamericana en Teherán han sido maltratados. «Se les ha mantenido atados de pies y manos durante veintitrés días», dijo el presidente, quien reveló también que se había amenazado a los rehenes a punta de pistola; se les había obligado a hacer declaraciones contrarias a sus pensamientos, y se les había prohibido hablar en absoluto, castigándoseles simplemente por haber dicho «buenos días» o «buena suerte».

Mientras tanto, el cese del ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abolhassan Bani Sadr, provocó nuevas inquietudes en Washington, de cara al aplazado Consejo de Seguridad de la ONU. Nadie estaba seguro anoche de que la reunión urgente fuera a celebrarse o, en caso de que así fuera, de que Irán esté presente en la misma.

La presencia en Nueva York del ministro de Asuntos Exteriores iraní, sea éste quien sea, podría facilitar ese diálogo, se cree en Washington. Pero si la destitución de Bani Sadr significa que el ayatollah Jomeini no quiere participar en el debate del Consejo de Seguridad, la crisis podría entrar en una nueva y más peligrosa escalada.

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Hoy y mañana, los iraníes salen a la calle a festejar la Ashura, en conmemoración de la muerte de Hussapn, nieto de Mahoma desangrado en el desierto de Kerbala.

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