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Optimismo oficial en las conversaciones de Suárez con Giscard en París

Las relaciones entre España y Francia pueden iniciar hoy en París una nueva etapa, al menos en su aspecto formal, al término de la visita oficial que el presidente Adolfo Suárez inició ayer en la capital francesa, acompañado por cinco ministros de su Gobierno. La candidatura de España al ingreso en la CEE y el posible refugio de ETA en territorio francés constituyen, no obstante, los dos temas calientes de las conversaciones hispano-francesas, a pesar del sigilo «oficial» con el que los portavoces oficiales rodearon ambos temas. De manera concreta, se espera, al menos, que París y Madrid institucionalicen un sistema regular de contactos al más alto nivel y se concierten en temas internacionales, como la crisis del Sahara y Guinea Ecuatorial.

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Gran eco de la visita en la prensa francesa

El presidente Suárez almorzó ayer en el palacio del Elíseo con el jefe del Estado francés, Valéry Giscard d'Estaing. El jefe del Gobierno español, que llegó al mediodía a París en visita oficial, acompañado de sus ministros de Asuntos Exteriores, Relaciones con la CEE, Comercio, Industria y Agricultura, e invitado por su homólogo galo, Raymond Barre, declaró al término de la comida que su diálogo con Giscard se desarrolló en un ambiente distendido y que discurrió «con sinceridad y profundidad, y en un ambiente de afecto y respeto recíproco».Adolfo Suárez salió sonriente y acompañado del presidente Giscard d'Estaing, después de más de dos hoiras de almuerzo y conversaciones. El presidente tuvo, como deseaba, un primer contacto con Giscard, que los portavoces oficiales del Elíseo y de la Moncloa no han dudado en calificar de muy cordial. En fuentes próximas a los comensales del Elíseo (al almuerzo asistieron los ministros de Asuntos Exteriores de ambos países, Marcelino Oreja y Jean Francois Poncet, y los ministros y secretario de Estado de Cuestiones Europeas, Leopoldo Calvo Sotelo y Bernad Raymond, así como los respectivos embajadores), se afirmó que «se ha enterrado el pasado», que la page est tournée (se pasó la hoja), como queriendo dar por buena la idea de que se ha decidido de manera explícita y sin rodeos que ambos países deben olvidar sus rencillas, enfrentamientos y problemas, y avanzar por el terreno de una cooperación especial e institucionalizada.

Se espera hoy que las declaraciones oficiales de los jefes de Gobierno de Francia y España, Raymond Barre y Adolfo Suárez, abunden en esta idea y en el optimismo «oficial», que se propagó intencionadamente al término del almuerzo, que fue precedido de una breve conversación privada Giscard-Suárez, y en el que ambos presidentes, en presencia de Barre y del resto de los invitados, protagonizaron un diálogo político a lo largo de todo el almuerzo. Luego, Suárez conversó a solas con Barre en Matignon (presidencia del Gobierno galo), y los ministros que le acompañan, Exteriores, Relaciones CEE, Agricultura, Comercio e Industria, hicieron otro tanto con sus homólogos franceses.

CEE y País Vasco

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Optimismo oficial, pues. En París, nadie quiere levantar celos sobre el diálogo comunitario que se mantiene con España y que corresponde legalmente al Consejo de Ministros de la CEE. Por ello, el portavoz del Elíseo, Pierre Hunt, insistió ayer en que este tema «no se abordó de una manera particular», lo que era decir que sí, pero sin poner énfasis para evitar enfados en Bruselas, sobre todo a la vista de las coincidencias que sobre el tema se reflejaron el pasado fin de semana en la prensa española y gala. El propio Suárez puso el acento en ello y, a su salida del Elíseo, mencionó con precisión el tema comunitario como uno de los tratados especialmente, para luego referirse a otras cuestiones «bilaterales e internacionales». El secretario de Estado para la Información, señor Meliá, recordó que la cuestión fue abordada también por Suárez y Barre, y, qué duda cabe, por los ministros de Relaciones con la CEE, Calvo Sotelo y Bernard Raymond, que por algo fueron invitados de excepción en el Elíseo.

En relación con este contencioso hispano- francés, sobre el ingreso de España en la CEE, Josep Meliá declaró anoche que Suárez y Barre debatieron los problemas comunitarios existentes desde la óptica de la futura incorporación de España y con vistas a la organización y desarrollo de la CEE, posibles alusiones estas a la reforma en curso de la política agraria común (PAC) y eventuales retoques de funcionamiento institucional, tema este que estudia el llamado comité de «notables», creado, a petición de Francia, por el Consejo Europeo.

Sobre el tema vasco, la discreción era similar. Pierre Hunt afirmó que el tema pudo surgir en la conversación general, mientras que Meliá, más explícito, declaraba que «Suárez habló con Giscard del terrorismo». Hay que recordar que fuentes oficiales próximas a la Moncloa señalaron la preocupación hispana por la hospitalidad a ETA en territorio francés. Y, por ello, y especialmente en este momento en el que Suárez abandona Madrid mientras el diputado Rupérez permanece secuestrado, se espera que el jefe del Gobierno español consiga en París un nuevo impulso de cooperación contra ETA que demuestre la buena voluntad que Francia ya apuntó en este conflicto cuando suprimió el estatus de refugiados políticos a militantes de ETA. Se habló, pues, de terrorismo y puede que esta conversación se reitere hoy, a pesar de la ausencia del responsable español de la cuestión, señor Ibáñez Freire.

Sahara y Guinea

Otros dos temas de común interés hispano-francés lo son la crisis política y militar del Sahara occidental y la situación de Guinea Ecuatorial, la ex colonia española en la que Francia mantiene intereses económicos importantes. En ambos casos, parece despejarse un principio de concertación. Al menos en cuanto a Guinea, según lo afirmó ayer el propio Meliá. El tema del Sahara, más complejo, puede recibir en París un nuevo impulso que aleje la práctica de diplomacias paralelas sobre la cuestión, ahora que ambos países han decidido adoptar una actitud un tanto independiente en el contencioso político y militar que alientan Rabat, Argel y el Frente Polisario.

Otras cuestiones abordadas, tanto en el Elíseo como en la entrevista Suárez-Barre y Oreja-François Poncet, se refieren a la distensión Este-Oeste; seguridad europea (OTAN de por medio, según confirmó Hunt); propuestas de Brejnev sobre desarme europeo y reciente visita de Gromiko a Madrid. En este paquete se incluye también la afirmación de que los ministros Oreja y François Poncet coinciden en la óptica política de los preparatorios de la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea, cuya tercera fase se iniciará en Madrid a finales del año próximo. También Oreja informó a su homólogo sobre la colaboración de España con el Pacto Andino, y ambos conversaron y debatieron la crisis de Irán.

Por último, hay que señalar que tanto Barre como Giscard han dado a Suárez lo que Meliá calificó de los dos primeros resultados del viaje: la próxima institúcionalización, al estilo del diálogo Bonn-París, de las relaciones Madrid-París, con dos posibles reuniones anuales al máximo nivel, y la garantía de que los emigrantes hispanos no serán sometidos a la rigidez de la ley Stolery, sobre la emigración en Francia, como ya anunció Barre el pasado viernes a la prensa hispana, y de acuerdo con la condición de candidato al ingreso en la CEE que ostenta España. Hoy se espera que ambos temas queden institucionalizados en declaraciones o acuerdos públicos, en los que se espera también que quede recogido el optimismo oficial imperante ayer en París.

Cena en la embajada de España

El presidente español ofreció anoche una cena en la embajada de España al primer ministro francés, Raymond Barre.

El ministro español de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y su colega francés, Jean François-Poncet, asistieron a esta cena, en la que estuvieron también los dos secretarios de Estado de Asuntos Exteriores de Francia, Pierre Bernard-Reymond y Olivier Stirn.

Estaban presentes igualmente el ministro español de Relaciones con las Comunidades, Leopoldo Calvo Sotelo, y los ministros franceses y españoles de Agricultura, Comercio e Industria.

El secretario de Estado francés para la Inmigración, Lionel Stoleru, se encontraba asimismo entre los invitados, al igual que Josep Meliá, secretario de Estado español para la Información.

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