Gran eco de la visita en la prensa francesa
«Hombre de poco sueño, de poco comer y de poca lectura ha conservado, a pesar de ello, a los 47 años, una frescura física poco común.» Esta pincelada del retrato, de unas novecientas palabras, bajo el título «Un navegante a ojo», del presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, no es la más «halagadora» de las que le dedica el diario independiente Le Monde, el más influyente en la opinión francesa. Al señor Suárez se le reconocen «los hechos», es decir, la dirección del conjunto del proceso democrático español, pero Le Monde les recuerda a sus dos millones largos de lectores las diversas definiciones que ha inspirado en España «la ascensión de este rastignac de Avila», a lo largo de sus idas y venidas por los palacios del franquismo: «Un prestidigitador siempre dispuesto a sacarse un conejo del sombrero», el «hombre que hace favores», desde la plataforma que le han ofrecido sus diferentes cargos, como el que ocupó en la televisión española, y todo ello con el fin de preparar su futuro. «Algunos», anota el corresponsal de Le Monde en Madrid, «dicen que ya tenía pensado su plan de democratización cuando fue nombrado presidente. Otros, por el contrario, le presentan como un pragmático, un profesional de la política, sin ideología y sin un gran proyecto, que navega a ojo: primero, para instalar la monarquía, y después, para consolidar su poder.»El diario Le Figaro, conservador, próximo al Gobierno, le dedica el mejor homenaje de la prensa francesa, al estimar que los tres últimos años «le han conferido una estatura de hombre de Estado». La televisión estatal ofreció de él un perfil y le presentó como «un joven responsable gubernamental».
La prensa francesa de ayer concedió gran importancia a la visita de la delegación española presidida por el señor Suárez. Todos los comentaristas insistieron en la importancia capital de dos temas de las conversaciones franco-españolas: la adhesión española y el problema vasco. En la práctica, según los portavoces de ambos Gobiernos, las dos cuestiones fueron abordadas, pero no parece ser que los responsables de Madrid y de París deseen informar a sus opiniones públicas respectivas, con la «sinceridad» que parece ser que hablaron a lo largo del primer día del encuentro. Sólo el tiempo desvelará los secretos de dos cuestiones espinosas sobre las que los dos Gobiernos mantienen posturas diferentes. A propósito del tema vasco, ayer se informó en París de que un nacionalista de Euskadi norte, detenido por la policía española en San Sebastián, fue torturado. El interesado, Jean Bourthayrou, entregado a las autoridades galas, declaró ayer que había sido repetidamente torturado en la capital donostiarra: «Me abofetearon y me aplastaron los testículos», afirmó. Y esto con el fin de forzarle a responder a preguntas sobre otros nacionalistas.
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