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Las firmas italianas del automóvil están en una situación crítica

Juan Arias

El coche italiano está en crisis. Lo que parecía sólo un rumor, que, sobre todo, la FIAT intentaba negar con todas sus fuerzas, se está revelando una realidad. Está en crisis todo el sector automovilístico italiano y lo están en modo particular, aunque por razones diversas y con modalidades distintas, la FIAT y la Alfa Romeo. Así aparece en un documento confidencial que ha llegado como una bomba en estos días sobre la mesa de los presidentes de las casas automovilísticas italianas y que ha sido preparado, según Corriere della Sera, por una de las sociedades de consulta empresarial más importantes del mundo.El documento ordena los elementos fundamentales para que una sociedad automovilística pueda sobrevivir hoy y concluye que ninguna de las empresas italianas posee estos elementos. Señala también la única terapia posible, pero precisa que será imposible realizarla sin cambiar radicalmente la «gestión política del país». Según datos recientes, la cuota de mercado italiano de la FIAT ha bajado del 50,7% al 47%. Los pronósticos son que esta cifra se mantendrá hasta finales de año.

Crisis de FIAT

Conforma más adelante que la FIAT ha dejado de producir 300.000 automóviles a causa de «huelgas y rigidez productiva». Si, por una parte, la FIAT posee una gama de automóviles que es de las más grandes del mundo, con más de veinte modelos de base, hoy ha perdido la competencia con las mejores marcas mundiales, a causa del aumento de costes. Mientras los precios, por ejemplo, de la Volkswagen han aumentado este año en un 2,4%; los de la BMW el 4,8%, los de la FIAT y Alfa Romeo han superado ya el 15%. Este año, Alfa Romeo tendrá unas pérdidas de 100.000 millones de liras (unos 8.000 millones de pesetas). La FIAT no ha facilitado aún datos.Vittorio Ghidella, responsable de la FIAT Automobil, reconoce que está muy preocupado por el futuro de los resultados. Afirma que la causa es la poca productividad de los trabajadores, y hace una comparación con Alemania y Francia: en Alemania, las horas de trabajo efectivo al año son superiores de 44 a 164 y la «intensidad de trabajo» de un obrero alemán es mayor en un 37% a la del italiano. Lo mismo en Francia, donde las horas de trabajo son de dieciséis a 216 más que en la FIAT, y la «intensidad laboral», del 44% superior a la italiana. Será también difícil, se afirma, para la FIAT llegar al récord del período 1973-1977, en el que estuvo a la cabeza de las empresas automovilísticas del mundo por lo que se refiere al campo de las inversiones. De cada cien liras recibidas en caja se invertían 7,10.

Baja productividad

La productividad es, según la FIAT, el nudo central de la cuestión, ya que en los últimos seis años ha aumentado el 35% en Japón, el 26% en Alemania y el 24% en Francia, mientras que en Italia ha disminuido el 12%.En 1976, de cada cien coches vendidos en Europa, veinte eran italianos. Hoy lo son sólo catorce. Sin embargo, sobre las verdaderas causas de esta grave crisis que se está cerniendo sobre la industria automovilística italiana no todos están de acuerdo. No lo están, por ejemplo, los sindicatos italianos, que acusan a la FIAT de poca participación de los trabajadores en la gestión de la empresa. El terrorismo ha tenido también su papel determinante. Pero sobre los motivos profundos de este ataque del terrorismo a la mayor empresa automovilística italiana tampoco todos los sociólogos y políticos están de acuerdo. Por lo que se refiere al Alfa Sud, el problema es aún más dramático. La empresa pierde un millón de liras (80.000 pesetas) por cada coche. Ha perdido incluso la competitividad en el mercado interno y no sólo en el externo. Está en juego la supervivencia misma de la prestigiosa firma italiana. Desde hace tiempo se rumorea que los japoneses están cortejando la Alfa Romeo. Ahora se habla incluso de que pasará al Estado, una solución que la empresa lucha con todas sus fuerzas para evitarla, pero que, según el presidente, Massacesi, es un problema ante el cual podrían encontrarse las fuerzas políticas y sociales, con consecuencias, ha afirmado, que no es difícil suponer.

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