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Coplaco quiere revisar el Plan General por zonas y de forma gradual

El delegado del Gobierno en la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Asea Metropolitana (Coplaco), Carlos Conde Duque, presentó ayer al pleno que celebró este organismo urbanístico una propuesta de revisión del Plan General, que supone la realización de ésta por fases en función de las necesidades de nuevo planeamiento. La propuesta, aunque aceptada de palabra por los miembros del pleno, quedó sobre la mesa para ser estudiada más en profundidad y ser presentada de nuevo a la próxima reunión, a celebrar el día 5 de diciembre.

Según la propuesta estudiada ayer por el pleno de Coplaco, no es necesario, desde el punto de vista puramente técnico -que nada tiene que ver con el legalista-, que se terminen todos los trabajos prepa ratorios de la revisión con anterio ridad a su aprobación formal. Es más, la revisión del Plan General de Madrid -aplazada ya varias veces por diversas razones, más políticas que de otro orden- se concibe como un proceso que se va dando en el tiempo. Este concepto, que contrasta con lo previsto en la legislación, tiene una motivación. muy clara: hoy por hoy, ya resulta urgente revisar el Plan General, toda vez que se han rebasado, con mucho, los quince años de vigencia que la ley le otorgaba. Dicho de otra forma, el planeamiento realizado hace dieciséis años -en 1963- no tiene nada que ver ni con la realidad urbana actual, ni, mucho menos, con la política. Lo que años atrás podía ser aprobado prácticamente a dedo, hoy, en una sociedad democrática, no tiene por qué subsistir.

Pero la burocracia no permite que la revisión de un Plan General de la envergadura del de Madrid sea realizada en forma inmediata: primero han de efectuarse una serie de estudios previos -algunos ya sobre la mesa, producto de administraciones anteriores- que permitan la elaboración de un trabajo de revisión; después se entra en una fase de aprobación formal de ese trabajo -para darle un carácter legal-, en la que han de intervenir todos los grupos con incidencia en el urbanismo madrileño. Todo ese proceso puede llevar del orden de los tres o cuatro años. Conclusión: cuando el nuevo Plan General haya sido aprobado resultará que una gran parte de lo revisado habrá sido realizadocon sujeción al plan de 1963 y, por tanto, no se ajustará al nuevo planeamiento. Por ello, la propuesta de Coplaco establece un proceso en el curso del cual se irán aprobando pequeños trozos se ese Plan General ya revisado. Cada uno de esos trozos se aprobará en función de las disponibilidades técnicas con que se cuente. Es decir, ya que esas disponibilidades técnicas serán los Programas de Actuación Inmediata (PAI) que de cada zona madrileña se terminen de redactar, a medida que un PAI haya sido concluido podría darse la aprobación formal de un trozo del nuevo Plan General.

Esta concepción de la revisión como un proceso trae también consigo el que se pueda actuar selectivamente, revisando el planeamiento en aquellas zonas en las que sea más urgente la actuación, para evitar nuevas densificaciones. Es decir, si en una determinada zona de Madrid se considera que existen una serie de factores -falta de equipamiento, falta de zonas verdes, congestión, etcétera- que hagan pensar en la necesidad de detener su crecimiento, esa zona podría ser prioritaria a la hora de revisar su planeamiento urbanístico. Además, tal forma de actuar tendría la virtud de contar con la participación pública.

Pero esta forma de revisar el Plan General no está prevista en la ley. Según ella, para revisar un planeamiento es necesario que se realice su aprobación de una sola vez, es decir, que se cumplan uno a uno todos los plazos enumerados antes. Para que el proyecto de Coplaco pueda seguir adelante se hace imprescindible que haya un dictamen favorable por parte del Consejo de Estado. Pero, con todo, parece ser que la emisión de tal dictamen no tendría demasiadas dificultades y su tramitación no pasaría de ser una barrera burocrática más a superar.

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