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Washington intenta aislar diplomáticamente a Teherán

El presidente Jimmy Carter acusó ayer al Gobierno iraní de «alentar el terrorismo», al haber tolerado la ocupación de la embajada norteamericana en Teherán por estudiantes islámicos, hace doce días, y aseguró que «Estados Unidos no cederá ante el terrorismo o el chantaje internacional».

En su primer comentario público desde que se iniciara la crisis de Irán, Carter dijo que «el terrorismo no es un medio aceptable para resolver las diferencias entre individuos o naciones». Para el presidente norteamericano, la ocupación de la embajada y la retención de 62 ciudadanos estadounidenses como rehenes es un «acto terrorista», que, por una vez en la historia, ha sido «condonado e incluso alentado» por un Gobierno. Carter pronunció estas palabras durante su intervención en la convención nacional de la central sindical AFL-CIO, que se celebra en Washington. Los líderes laborales interrumpieron con aplausos en numerosas ocasiones al presidente, especialmente cuando éste dijo que el Gobierno de Teherán es responsable por la seguridad de los rehenes y afirmó rotundamente que «nunca permitiré que un país extranjero dicte la política norteamericana». «Esta crisis necesita ser resuelta con firmeza y serenidad, así como con acciones medidas y deliberadas», añadió Jimmy Carter, quien aprovechó su discurso para recordar que la dependencia de Estados Unidos del petróleo extranjero supone «una amenaza física directa contra la seguridad y la libertad de los norteamericanos». El presidente asistió después a un servicio religioso ecuménico, en el que estuvieron presentes familiares de los rehenes capturados el pasado 4 de noviembre en la embajada norteamericana en Teherán. La estrategia norteamericana en la crisis continúa siendo la de «respuesta gradual», es decir, contestar rápidamente a cada acción de los revolucionarios iraníes, con una contramedida que no ponga en peligro la vida de los rehenes. Al mismo tiempo, Washington trata, con bastante éxito, aparentemente, de aislar a Irán en la comunidad internacional y obtuvo una notable victoria cuando consiguió impedir que se reuniera, a petición de Irán, el Consejo de Seguridad de la ONU. En Nueva York, el portavoz del sha, Robert Armao, dijo anoche que los médicos que atienden al depuesto monarca iraní decidirán dentro de una semana si éste puede o no abandonar el hospital donde se encuentra internado. Dentro de siete días se podrán evaluar los resultados de la radioterapia.Pasa a página 3

Compás de espera en la crisis Irán-Estados Unidos

(Viene de primera página)

El enviado especial de Carter para negociar la puesta en libertad de los rehenes, Ramsey Clark, emprendió ayer viaje de regreso a Washington, con lo que la crisis parece entrar en un nuevo y quizá más prolongado compás de espera al que contribuyen las tres semanas de aislamiento anunciadas por Jomeini.

Mientras tanto, las medidas de revisión del status de los estudiantes iraníes en Estados Unidos ordenadas por Carter comenzaron ayer a dar sus primeros frutos. En los estados de Minnesota y Dakota del Norte y del Sur se anunció -ayer la expulsión del país de 44 estudiantes iraníes que se encontraban en situación ilegal. En Colorado, más de un centenar de iraníes que debían abandonar el país en junio recibieron ayer orden de hacerlo en el plazo máximo de un mes.

Un portavoz del Pentágono anunció ayer, por otra parte, que se está «revisando» la situación de los 273 militares iraníes que siguen cursos de adiestramiento en Norteamérica, en su mayor parte de pilotos y mecánicos de aviación. El portavoz no dijo que fueran a suspenderse los entrenamientos, que han sido pagados por adelantado, sino simplemente que se «revisa» la situación.

La Casa Blanca insiste en que utilizará todas las vías posibles para conseguir la liberación de los 62 rehenes, excepción hecha por el momento de un embargo en la venta de alimentos o de una intervención militar. Pero ayer comenzaron a dejarse oír varias voces pidiendo un embargo económico total contra Irán, que incluya los granos y piensos que Estados Unidos vende por un importe anual de quinientos millones de dólares. El presidente de la Federación Norteamericana de Agricultores, Allan, Grant, se pronunció a favor de la utilización de los alimentos como «arma política para combatir el chantaje iraní».

En otros círculos se apuntaba ayer que este embargo no tendría ninguna utilidad práctica, por que sería muy fácil conseguir los granos en otros países y por que desde hace tiempo esas compras han disminuido notablemente. Otra posible represalia económica que se guarda por el momento es la congelación de los depósitos privados iraníes en la banca norteamericana, que ascienden a unos 6.000 millones de dólares.

Mientras la situación continúa sin visos de resolverse, la guerra económica entre los dos países sigue agravándose. Ayer, Irán notificó a dos compañías petrolíferas norteamericanas, entre ellas la Exxon, que no venderá más crudo para que sea refinado en las Bahamas, con lo que podrían crearse problemas en el abastecimiento de los automovilistas norteamericanos en los próximos meses.

Otro incidente registrado en la embajada norteamericana en Teherán fue resuelto ayer cuando los estudiantes islámicos pusieron en libertad, tras haberlos detenidos e «interrogado» por varias horas, a un equipo de tres reporteros de la cadena de televisión NBC que filmaba el edificio.

La decisión de congelar los activos iraníes en los bancos norteamericanos suscitó, como era de esperar, violentas críticas en Teherán. El propio ayatollah Jomeini, antes de retirarse a Qom, acusó a la Administración Carter de «robo y latrocinio». En cambio, sorprendentemente, las principales multinacionales bancarias consideraron como «un mal precedente » la serie de decisiones tomadas por la Administración respecto a los depósitos iraníes. Los banqueros parecen temer que algunos países árabes radicales inicien una retirada de sus fondos antes de que EEUU, en una situación de crisis, pueda optar por bloquearlos.

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