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Crítica:LOS CONCIERTOS DEL REAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De Soler a Manuel de Falla

El 250 aniversario del nacimiento de Soler fue conmemorado por la Orquesta de RTVE, en su último concierto, con la interpretación del tercer quinteto para clave u órgano y arcos. Quizá no sean estas obras, publicadas en 1933 por el Instituto de Estudios Catalanes, en revisión de Gerhard y con prólogo-estudio de Anglés, cosa perfecta o importante en el panorama general de su tiempo.En todo caso, nos dan una exacta medida de la gracia inventiva de su autor, que, con arreglo a gustos bien españoles, presenta idea tras idea en forma sumaria y establece un diálogo entre el solista y el conjunto garbosamente articulado y desnudo de toda retórica. La organista, María Teresa Carbonell (Reus, 1942), galardonada en muchos colisursos nacionales y extranjeros, dio medida de una limpia técnica, una aguda sensibilidad y un exacto conocimiento del estilo.

Orquesta y Coro de RTVE

Director: Odón Alonso. Organista: María Teresa Carbonell. Cantantes: Margarita Castro, Alfonso Leoz, Helena Burger, Sanz Remiro, J. M. Ariza, J. Granados, José Menese. Guitarrista: Enrique de Melchor. Programa: Quinteto, de Soler, y La vida breve, de Falla. Teatro Real. 3 y 4 de noviembre.

Odón Alonso y un grupo de RTVE colaboraron en modo camerístico hasta conseguir todos una versión muy bella de la página. Poco tenemos que hacer en la órquesta con la música de Soler, pero pienso que, para el segundo centenario de la muerte del músico escurialense, podría intentarse la difícil tarea de orquestar el Fandango. Por su riqueza de matices, por la variedad de timbres, uno de nuestros buenos compositores podría sacar partido a la obra más españolista de Soler.

Odón Alonso, del que recordamos una de las mejores versiones escuchadas en Madrid de La vida breve, volvió a programarla, encomendando el papel de Salud a la puertorriqueña Margarita Castro, una joven soprano de bellísima voz, largo aliento y elegante expresividad. La Castro pisa ya los grandes escenarios líricos americanos, lo quejustifica su dominio y su poderde comunicatividad. Logró una Salud estilizada y encantatoria, tono querido para su ópera por Falla, en contrastes con los momentos más nerviosos y realistas: las danzas, el cantejondo. Este, encomendado a José Menese, con acompañamiento del guitarrista Enrique de Melchor, lució en su mejor autenticidad y auténtico estilo.

El tenor Alfonso Leoz, en Paco, dio respuesta a la Castro con acento justo e intención equilibrada. A los buenos resultados colaboraron Sanz Remiro (Tío Salvaó), Virginia Marone en su breve cometido de Carmela, y Helena Burger (La abuela). Espléndido el tenor Juan Manuel Ariza (voz en la fragua) por belleza de timbre, firmeza de expresión y aliento poético. Magnífico, en fin, el coro que dirige Blancafort, del que se destacaron la Echevarrieta, María Teresa López Valero, Carmen Charlán y Guinea en los diversos pregones.

La orquesta sonó con precisión y plasticidad y todos, a empezar por el director, hicieron teatro palpitante sin necesidad de escenario. Fue como un largo poema andaluz conseguido en su esencia y en su lenguaje, estructurado en una continuidad vigorosa.

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