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¿En vísperas de una crisis como la de 1929?

«( ... ) ¿Hay que prevenirse contra un desastre financiero comparable al de 1929? No lo creo. Claro está que el curso de los valores en Nueva York o en otras bolsas pueden bajar progresivamente o de forma repentina y casi dramática. Pero la situación del mercado en 1979 difiere mucho de la de 1929 para que una eventual crisis adopte la misma forma. Lo que perturba a ciertos comentaristas es el endeudamiento de Estados Unidos, la mala calidad de algunos vencimientos de los bancos, la acumulación de los eurodólares, el reciclaje inevitable de los petrodólares para sostener los países no petrolíferos del Tercer Mundo.El mundo entero vive en una economía inflacionista que no cesará debido al descenso previsible de la actividad económica. Los americanos multiplican los esfuerzos para liquidar la especulación sobre el oro. Aunque tengan éxito, habrán roto el termómetro, pero no descenderá la fiebre. La fiebre tiene su raíz en la inflación, en la vulnerabilidad del dólar, en la ausencia de una moneda fuerte o de una colocación del dinero que inspire plena confianza.

¿La carrera inflacionista terminará en una crisis bancaria y monetaria de gran envergadura? Este temor, alimentado por los recuerdos de 1929, no carece de argumentos. Pero no es fatal, ni tampoco inevitable, Hasta el momento, los Gobiernos occidentales han conservado el sentido de su interdependencia. Tienen probablemente los medios de evitar lo peor y de continuar la navegación entre dos escollos, una gran depresión y una inflación galopante.»

, 7 de noviembre

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