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Se culpa a la prensa del suicidio del ministro francés de Trabajo

El suicidio, ayer, del ministro francés de Trabajo, Robert Boulin, de 59 años de edad, ha creado una atmósfera enrarecida en el mundo político-periodístico de este país. Desde el primer momento, una mayoría de la clase política señaló a la prensa como «la responsable moral» del gesto desesperado del señor Boulin, denunciado últimamente por algunos medios informativos como protagonista de un confuso asunto de compra de terrenos. Anoche aún no estaban claras las razones de su suicidio. El cadáver de Robert Boulin fue hallado por la mañana en un estanque del bosque parisiense de Rambouillet.El suicidio de un hombre político de primer plano, ministro de Trabajo, citado como uno de los posibles sucesores del primer ministro actual, Barre, ha emocionado y sorprendido profundamente en todos los medios franceses.

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Esta desaparición brutal, cuyas motivaciones profundas se desconocen, en el plazo de pocas horas ya ha servido para que la clase política gala se desate contra la prensa que los días pasados había informado sobre un embrollo jurídico relativo a una compra de terrenos en la que estaba mezclado el señor Boulin.

La dimensión política de esta denuncia adquiere proporciones más considerables aún en un momento en el que el presidente, Valéry Giscard d'Estaing, como consecuencia del affaire de los diamantes de Bokassa, y el primer ministro, señor Barre, denunciado también por la prensa como supuesto comprador «Irregular» de algún terreno, «van a recuperar al desaparecido ministro como el mártir que les hacía falta para lavarse las manos ante la opinión, a cuenta de la pretendida irresponsabilidad de la prensa cuando no les es favorable», estimaban ayer algunos medios informativos independientes.

Anteayer, a mediodía, comió normalmente con su yerno, y después, solo en su coche, desapareció. Ayer, al alba, sus allegados descubrieron una carta en la que anunciaba su decisión e informaron a la policía.

El Ministerio del Interior ordenó que se rastreara el bosque de Rambouillet, próximo a París, y a las nueve de la mañana ya se había encontrado su cuerpo en un estanque. Parece que, tras haber ingerido una cantidad importante de barbitúricos, cayó al agua. Dejó dos cartas: una para su mujer e hijos, en la que exponía: «No puedo admitir que se ponga en duda mi honestidad», y otra en la que indicaba dónde se encontraban las llaves del coche.

El señor Boulin, gaullista de siempre, era el ministro más antiguo de toda la historia de la V República: fue titular de diversas carteras con el general Charles de Gaulle, con el fallecido Georges Pompidou y, hasta ayer, con el señor Giscard d'Estaing. Era alcalde de Libourne (Gironda), y todos sus colaboradores han hablado de él como de un hombre sólo, capaz de resistir la adversidad. Su competencia era halagada también por sus amigos, así como por sus interlocutores sociales de la oposición. Entre los sucesores del señor Barre al frente del Gobierno se le citaba últimamente como uno de los candidatos.

Un complicado asunto judicial

Hace menos de dos semanas, el semanario de extrema derecha Minute, y el también semanario satírico, Le Canard Enchaîné, revelaron un complicado asunto judicial en el que el señor Boulin Figuraba como comprador de dos hectáreas de terreno, por 40.000 francos (650.000 pesetas), en 1974, en el departamento del Var.

Parece ser que este terreno había sido vendido varias veces y, tras no pocas complicaciones, el asunto entró en vía judicial. Ahora, de repente, a través de las dos revistas indicadas, el affaire afloró a la superficie. Según todas las personas cercanas al ministro, «el que su honestidad se haya puesto en duda públicamente le afectó profundamente y le condujo al suicidio».

El señor Boulin, hasta el momento en que decidió desaparecer para siempre, desarrolló una vida de trabajo normal. Su suicidio, ayer, dio lugar a un asalto sin respiro contra la prensa de todos los representantes de la clase política, salvo los socialistas, por «las campañas de calumnias orquestadas contra los hombres públicos». El primer ministro, señor Barre, de manera imprevista, acudió a la Asamblea Nacional para denunciar «las consecuencias de calumnias ignominiosas». Chaban Del mas habló del asesinato que se había cometido contra el señor Boulin. Los comunistas se asociaron a esta interpretación. Sólo el portavoz del Partido Socialista advirtió: «Nosotros no compartimos la opinión de quienes acusan a la prensa, que no ha hecho más que informar y debe continuar haciéndolo.»

Reprimenda de Giscard

El señor Boulin, hace pocos días, recibió a los redactores de Le Canard, que, con su autorización, publicaron fotocopias de los documentos judiciales de su affaire. Esta audiencia, según informó ayer la revista citada, le fue recriminada al señor Boulin por el presidente, señor Giscard, en el Consejo de Ministros de la semana pasada.

En este sentido de las tribulaciones íntimas del ministro desaparecido se recordó ayer que hace pocos días se había sorprendido de que altora precisamente, cuando se hablaba de él como eventual futuro primer ministro, «se ha acelerado el procedlmientojudlc'al» relativo al confuso asunto de las dos hectáreas de terreno.

Sus colaboradores del Ministerio de Trabajo también se preguntaban estos días sobre las explicaciones, cada vez más embarulladas, que daba el señor Boulin de este asunto, cuando lo que él deseaba realmente era clarificarlo.

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