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Llamado a declarar al Vaticano el principal teólogo holandés

Juan Arias

Se esperan días difíciles para los teólogos católicos llamados «progresistas». Esta es la opinión que impera actualmente en ambientes vaticanos. Lo confirma una serie de hechos recientes que demuestran, cada día con mayor claridad, que Juan Pablo II, abierto socialmente y muy libre en su comportamiento pastoral -que ha roto todos los viejos clisés de un Papa «prisionero» o «angélico» separado de los hombres- va a ser más severo que sus antecesores, en materia teológica, con una vuelta a la doctrina tradicional de la Iglesia.

El hecho más clamoroso es la noticia de que el teólogo más famoso del mundo, el holandés Edonard Schileebeckx, ha sido llamado a Roma para una especie de «proceso», acerca de algunas de sus ideas teológicas difundidas en su libro Jesús: una tentativa de cristología, que fue publicado en Holanda en 1974, con el beneplácito de los obispos, y que ha sido traducido en casi todo el mundo.

El famoso teólogo deberá responder a una serie de preguntas ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio. De Holanda han llegado noticias de que el teólogo sabe sólo «genéricamente» de lo que se le va a acusar, y que aún no conoce a su abogado defensor.

Otros dos teólogos famosos están también bajo acusación: los americanos McNeil, por su libro La Iglesia y el homosexual, y Chales Curran, profesor de Teología Moral en la Universidad Católica de Washington, que fue el primer teólogo católico que se opuso a la Humanae vitae, de Pablo VI, sobre el control de natalidad.

Inspirador del Concilio

Pero el caso de Schilebeeckx es particularmente grave, porque se trata de un teólogo que ha inspirado el Concilio, que fue uno de los asesores del episcopado holandés, más abierto durante el Vaticano II. Estos mismos obispos pensaban traerlo como consejero para el sínodo que el Papa Wojtyla ha convocado en Roma para discutir los problemas más candentes de la agitada iglesia de Holanda.El teólogo Schilebeeckx es también el «padre del famoso catecismo holandés», el primero que salió después del Concilio y que creó mucha polémica, a pesar de que había sido publicado con la aprobación de los obispos de los Países Bajos.

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