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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Gabinetes de información

Confundir el gabinete de información de una empresa con su departamento de publicidad demuestra un asombroso desconocimiento de lo que es la profesión periodística. En el gabinete de información de una empresa, el periodista no «trabaja a sueldo para hacer los elogios de un detergente o de un marca de bragas». Ejerce tan limpia e independientemente su profesión como los redactores de EL PAIS (que también trabajan a sueldo en una empresa), y lo hace en mil funciones puramente periodísticas y, entre ellas, informando a los medios de comunicación y a la opinión pública de las actividades y realizaciones de la empresa, y también de sus problemas, de sus conflictos y de verdadero alcance de sus huelgas.Si lo que se pretende es que los gabinetes de información sólo existan en los partidos y en las centrales sindicales, flaco servicio se hace a la libertad de expresión y a la opinión pública. Las empresas también tienen derecho, por ejemplo, a hacer llegar a los medios de comunicación y a los ciudadanos lo que a su juicio es la verdad sobre una huelga o sobre el número de huelguistas que en ella participaron. ¿O es que se pretende que sólo una parte tenga posibilidad de distribuir noticias laborales y que la empresa se encuentre indefensa en materia de información? La idea de que el empresario es un delincuente al que hay que cerrar la boca y agredirle impunemente resulta impropia de una sociedad democrática.

Bien venidos sean, ptres, los gabinetes de información de empresa, en los que se puede ejercer la profesión tan honestamente como en la prensa, la radio o la televisión. El paro azota hoy con especial dureza al periodismo español. Para mitigarlo no existe otro camino que crear nuevos puestos de trabajo, porque nuestros compañeros lo primero que necesitan es ejercer y vivir de la profesión, y seguramente EL PAIS no podrá incluir en su plantilla como editoríailistas a los varios miles de periodistas que buscan empleo.

«Intoxicar a los periodistas con los perfumados efluvios del prestigio decimonónico de los títulos universitarios» es, en fin, una frase de la caverna, una pura demagogia indigna del talento de quien la escribe, como lo es confundir al penodista con el colaborador de periódico. Al comenzar el siglo XIX apenas se otorgaban una docena de títulos universitarios. El siglo XX los ha multiplicado por cinco o por diez, porque las sociedades desarrolladas caminan hacia la especialización. En periodismo, lo regresivo, lo reaccionario, es huir de la universidad y dejar que la profesión la manejen las centrales sindicales o los partidos políticos. Lo progresista es el estudio especializado en la universidad, la profesión liberal titulada y la independencia que de ella se deriva.

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