Hassan II inaugura el tercer Parlamento marroquí
Con un discurso muy general de una hora de duración, en el cual abogó por un Marruecos fuerte y unido y prometió intentar eliminar las disparidades sociales, el rey Hassan II dejó ayer inaugurado el tercer Parlamento marroquí desde las elecciones legislativas del verano de 1977.Los quince diputados socialistas y el comunista Ali Yata no fueron autorizados a entrar en la sala, porque no llevaban el tradicional bornus y la jilaba que estipula el artículo número uno del protocolo de la Cámara. Los diputados socialistas explicaron luego a EL PAÍS que ellos se habían opuesto en su momento a dicho artículo, pero que esta vez habían podido llegar a un acuerdo con la dirección del protocolo y fueron autorizados a escuchar el discurso del rey desde el despacho del presidente de la Cámara.
El rey, después de hablar extensamente de la necesidad de lograr un país fuerte y unido y de llevar a cabo importantes proyectos económicos en curso, prometió una reforma fiscal y la eliminación de las diferencias sociales. Asimismo, el rey dijo que será implantado un impuesto especial, que sólo se aplicará a los ricos.
El primer Parlamento marroquí fue inaugurado el 14 de octubre de 1977, inmediatamente después de las elecciones legislativas. La Cámara se compone de 264 diputados, de los cuales 176 son elegidos por sufragio universal y el resto de las corporaciones agrícolas, cámaras de comercio y colegios profesionales. Ocho diputados son nombrados de las centrales sindicales.
Entre los temas que tiene pendiente la nueva sesión parlamentaria está el acuerdo de pesca hispanomarroquí, que no ha sido ratificado aún por el Parlamento de Rabat. No existen, sin embargo, indicios de que esto vaya a llevarse a cabo, aunque un proyecto similar de acuerdo con la Unión Soviética, presentado con posterioridad por el Gobierno marroquí, fue aprobado por el Parlamento en la sesión anterior.
La pasada etapa parlamentaria ha sido de fuertes controversias contra España. Al margen del acuerdo de pesca no ratificado, el 6 de marzo pasado el diputado Abdelhamid al Qassimi, de la Agrupación de los Independientes, propuso que las declaraciones formuladas en Argel por el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, fueran consideradas como una injerencia en los asuntos internos de Marruecos.
El 23 de agosto último, el primer ministro Maati Buabid declaró que el Gobierno y la Cámara de Representantes habían sometido una serie de medidas contra España al rey Hassan II, en respuesta a las declaraciones del titular de Exteriores Marcelino Oreja al diario Le Monde, del 21 de agosto, sobre el conflicto del Sahara.
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