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El centrista Thorbjoern Faelldin asumirá la jefatura del Gobierno sueco

Thorbjoern Faelldin, jefe del Partido del Centro, será el primer ministro del nuevo Gobierno de Suecia. Después de veintitrés días de intensas negociaciones, los líderes de los tres partidos burgueses se pusieron de acuerdo en la elección. Ayer comunicaron su decisión al presidente del Parlamento, Ingemund Bengtsson, quien a su vez trasladará a este organismo el nombre del candidato para su aprobación.Todo lleva a pensar que el Parlamento ratificará esta semana la designación de Faelldin, aunque lo ocurrido recientemente con la elección de Talman (presidente) deja flotando la interrogante de una sorpresa, improbable, pero no imposible.

Sin confirmación oficial todavía, se mencionan los nombres de Gosta Bohman, el líder conservador, para la cartera de Economía, y del liberal Olla Ullsten, para Asuntos Exteriores. Rumores con fundamento apuntan a que las carteras de Defensa y Comercio irían también a manos de los conservadores.

El proceso de las negociaciones entre los líderes de los partidos burgueses tuvo momentos críticos que hicieron pensar en la posibilidad de una ruptura. Inicialmente, las divergencias se centraron en la adjudicación del cargo del primer ministro, que cada partido quería para sí. Descartado Bohman, por la oposición de los otros dos líderes y quizá porque jugaba la carta de resignar sus aspiraciones para canjearlas por posiciones más deseables, como la cartera de Economía y la de Comercio, quedaron Faelldin y Ullsten disputándose el cargo. Finalmente, no se sabe en virtud de qué acuerdos, se llegó a la elección del líder centrista, solución que contó con las preferencias de Bohman.

Otro escollo de entidad fue la adjudicación de los ministerios. Bohman, que por momentos no disimuló su irritación, reclamó ocho cargos, respaldándose en su condición de mayoría dentro del bloque burgués, quedando siete para los centristas y cinco para los liberales. Esta distribución, que refleja con equidad el resultado electoral, modifica sin embargo en favor de los conservadores la situación posterior al triunfo burgués de 1976. Otro punto de fricción durante las discusiones fue el de la energía nuclear.

Tras las elecciones, y pese a lo que su resultado pareció indicar, los centristas se reafirmaron en su posición «antiatómica», en parte por fidelidad a su campaña, aunque también domo base de recuperación de su popularidad.

En esa tesitura, Faelldin y su partido han declarado que aunque el plebiscito, previsto para marzo, sobre utilización de la energía nuclear obtuviera un sí mayoritario, igualmente seguirán luchando contra su uso. Esto afectaría seriamente la coherencia de un Gobierno burgués de coalición. De ahí que conservadores y liberales hayan exigido a los centristas una definición previa sobre este punto.

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