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¿Irá a la cárcel? ¿Podría indultarse a sí mismo? Preguntas y respuestas sobre el futuro de Trump

El veredicto de culpabilidad del expresidente en el ‘caso Stormy Daniels’ abre un escenario lleno de interrogantes, para los que no hay precedentes en el sistema estadounidense

Donald Trump sale del juzgado, este 30 de mayo en Manhattan (Nueva York).Foto: JUSTIN LANE (REUTERS) | Vídeo: EPV
Iker Seisdedos

El veredicto de culpabilidad de Donald Trump en el caso Stormy Daniels, nombre de una actriz porno a la que el expresidente, entonces candidato a la Casa Blanca, pagó en 2016 130.000 dólares para comprar su silencio acerca de una relación extramatrimonial que aquel niega, dejó este jueves tras de sí el aroma de los acontecimientos históricos, así como un reguero de preguntas cuya respuesta no está en todos los casos clara, debido a la falta de precedentes. Nunca un expresidente había sido declarado culpable en un juicio penal, así que el escenario que se abre ahora en la política estadounidense es tan incierto como lo ha sido repetidamente desde que el magnate inmobiliario y estrella de la telerrealidad irrumpió en escena. A continuación, repasamos lo que se sabe y lo que aún se desconoce sobre lo que podría pasar con Trump en los próximos meses.

¿Cuáles son los siguientes pasos tras el veredicto?

Trump está obligado a presentarse al Departamento de Libertad Condicional de la ciudad de Nueva York para certificar sus antecedentes y el estado de su salud mental y responder a una entrevista que evaluará el posible riesgo de fuga de uno de los hombres más famosos del planeta. Obviamente, este es casi inexistente.

¿Cuándo se conocerá la sentencia?

El jurado, formado por 12 neoyorquinos, cinco mujeres y siete hombres, ha concluido que Trump cometió 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales (facturas, cheques y apuntes contables) para encubrir el pago a Daniels poco antes de las elecciones de 2016, en las que el magnate venció a Hillary Clinton y conquistó la Casa Blanca. El juez del caso, Juan Merchan, ha fijado para el 11 de julio la lectura de la sentencia.

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¿Puede la defensa apelarla?

Sí, tiene 30 días para anunciar que lo hará, y seis meses para hacerlo. Su defensa ha indicado que entre sus planes está llegar hasta el Tribunal Supremo. Pueden construir ese recurso en torno a cuestiones procesales, como la admisión de testigos que no estaban previstos. Nada indica que esas apelaciones se resuelvan antes del 5 de noviembre, día en el que está prevista la celebración de las elecciones presidenciales que enfrentarán al acusado con el candidato demócrata, el presidente Joe Biden. Trump ha insistido una y otra vez que este ha sido un “juicio con motivaciones políticas”, montado por la Administración de Biden para eliminar a su principal oponente en las urnas, aunque sus abogados no han podido aportar ninguna prueba de esa supuesta connivencia entre el fiscal del distrito que ha armado la acusación, el demócrata Alvin Bragg, y la Casa Blanca.

¿Cabe la opción de que acabe en la cárcel?

Sí, aunque es poco probable. Por cada uno de esos cargos, “delitos graves no violentos de clase E”, los más bajos en la escala del ordenamiento del Estado de Nueva York, el magistrado puede imponerle una pena de entre 16 meses y cuatro años, aunque también puede decidir que se cumplan simultáneamente, en cuyo caso, el máximo seguiría siendo de cuatro años en total. A favor del expresidente juega que carece de antecedentes penales. Muchos analistas indican que Merchan no llegará tan lejos como hasta mandarlo a prisión, dada, también, la edad del reo: 77 años. Es más probable que lo condene a una multa o que lo deje en libertad provisional.

Como culpable de un delito penal, ¿podría ser presidente?

Sí. La Constitución estadounidense no le impide aspirar al cargo; tampoco contempla la prohibición de ser presidente a un condenado por la justicia, ni siquiera si acaba en la cárcel, salvo si lo hace por un delito muy concreto: el de insurrección. El expresidente se enfrenta a 88 cargos en cuatro procesos distintos (además del de Nueva York, son en Atlanta, Fort Pierce, en Florida, y Washington), pero ninguno de ellos es el de insurrección.

Un imitador de Donald Trump con disfraz de presidiario celebra el veredicto, este jueves a las puertas del juzgado en Nueva York.
Un imitador de Donald Trump con disfraz de presidiario celebra el veredicto, este jueves a las puertas del juzgado en Nueva York.Cheney Orr (REUTERS)

¿Hay algún precedente de un reo a las puertas de la Casa Blanca?

Para encontrarlo, hay que remontarse a 1920. Fue entonces cuando un político llamado Eugene Debs hizo campaña desde prisión, como líder del Partido Socialista de América, mientras cumplía una pena por violar la Ley de Espionaje de 1917 por pronunciar discursos críticos con el papel de Estados Unidos en la I Guerra Mundial. Su campaña fue un desastre y solo cosechó un millón de votos (entonces, ganó un republicano, Warren Harding, vigesimonoveno presidente de Estados Unidos, que murió en el cargo). Los escuálidos números de Debs invalidan en cierto modo su fiabilidad como precedente: al contrario que Trump, que tiene serias opciones de ganar a Biden, Debs nunca tuvo ninguna posibilidad de triunfo.

¿Podrá votar en las elecciones?

Sí. Pese a que algunos Estados prohíben a un reo ejercer algunos de sus derechos electorales, ese no es el caso de Florida, donde tiene fijada su residencia el expresidente, en la mansión de Mar-a-Lago, en Palm Beach. La ley de ese territorio dice que rige la normativa del lugar en el que fue condenado, es decir, la de Nueva York. Y en ese Estado no se le prohibiría votar.

¿Se podría indultar a sí mismo si llega a ser presidente?

No. Hay cierto debate sobre si podría hacerlo si, como sucede en los otros tres casos, los delitos fueran federales, pero no hay duda de que, siendo de alcance estatal, los 34 cargos por los que fue declarado culpable el jueves, no cuenta con el comodín de sacarse a sí mismo del apuro.

Simpatizantes de Trump en las inmediaciones de la residencia del expresidente en Mar-a-Lago (Florida), este 30 de abril.
Simpatizantes de Trump en las inmediaciones de la residencia del expresidente en Mar-a-Lago (Florida), este 30 de abril.CRISTOBAL HERRERA-ULASHKEVICH (EFE)

¿Cómo afectará el veredicto de culpabilidad a su campaña presidencial?

Todo depende de cómo se tomen las noticias sobre su condena sus posibles votantes. Cuatro días después de que Merchan dicte sentencia, empezará la Convención Nacional Republicana, una reunión de delegados llegados de todo el país a Milwaukee (Wisconsin) para aclamar a Trump como el candidato del partido. El veredicto de culpabilidad no presenta ningún obstáculo para que eso suceda. De momento, el bombazo judicial conocido este jueves, un veredicto unánime en una ciudad mayoritariamente demócrata al que se llegó más rápido de lo que se esperaba, disparó las donaciones de particulares a la campaña de Trump. Cada vez que el magnate ha sumado un nuevo lío con la justicia, el efecto ha sido parecido. Un sondeo de la radio pública NPR, publicado este mismo jueves, concluyó que el resultado del juicio no influirá de los votantes registrados: dos tercios aseguraron que un veredicto de culpabilidad no cambiaría su intención de voto, y un 15% sostuvo que incluso los animaría aún más a votar a Trump.

¿Qué dicen las encuestas sobre sus expectativas presidenciales?

El candidato republicano lidera a cinco meses de la cita de las urnas algunas de las encuestas más relevantes, que le dan ventaja en ciertos Estados decisivos. Cuando se supo de su primera imputación, esta de Nueva York, el expresidente era un aspirante a la Casa Blanca en sus horas más bajas. Fue en ese momento cuando cambió su suerte. En las primarias, arrasó sin despeinarse con una docena de rivales dentro de su propio partido. Ahora la incógnita es ver no tanto cómo se comportará su base de fieles, que rozan la adoración al líder de un culto, sino en comprobar cómo actuarán los indecisos.

¿Qué efecto tendrá este caso en el resto de cuentas pendientes?

Desde el punto de vista legal, ninguno. Los otros tres son casos separados, pero unidos por algo: ninguno de ellos comenzará antes de las elecciones, gracias a las exitosas maniobras de dilación de la defensa. En Atlanta, está acusado de interferir en las elecciones de 2020 en el Estado de Georgia, donde perdió algo así como la mitad de la presidencia. En Washington, le esperan para dilucidar si maniobró para revertir el resultado de las urnas en las que ganó Biden y si es culpable por el asalto al Capitolio. Y en Florida, las acusaciones son por el manejo de centenares de documentos secretos o clasificados que se llevó de la Casa Blanca cuando abandonó el cargo y que después se negó repetidamente a devolver a los Archivos Nacionales, sus legítimos propietarios.

¿Y qué pasa con el Servicio Secreto?

Los agentes destinados a la protección de un expresidente tienen que velar por su seguridad 24 horas al día, siete días a la semana, esté este donde esté. Si acaba entre rejas, su obligación es cumplir con su trabajo en prisión.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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