Las multinacionales de la alimentación, en el banquillo de los acusados

En vísperas del comienzo de una reunión auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unicef sobre la alimentación para los bebés y los niños en sus primeros años, Edward Baer, del Centro de Iglesias Cristianas no Católicas de Estados Unidos «para el estudio de la responsabilidad de las empresas multinacionales», denunció que la multinacional suiza Nestlé se defiende de las acusaciones que se le hacen por la manipulación publicitaria de sus productos, especialmente de la leche en polvo, contratando agencias especializadas en relaciones públicas.A la reunión, que comienza hoy, asisten autoridades sanitarias de varios países, organizaciones de consumidores, médicos, expertos en la materia y organizaciones confesionales. El temario contempla principalmente un análisis sobre el daño que representa la promoción comercial de alimentos artificiales para bebés, aspectos médicos, políticos y económicos de la alimentación para bebés y niños, y la posibilidad de concertar una estrategia mundial para combatir la malnutrición, particularmente la tendencia a la alienación de la alimentación en el mundo, producto de la acción de algunas multinacionales.

El caso más conocido de este tema es el de la Nestlé, que a través de poderosas campañas publicitarias, especialmente en Africa y América Latina, ha logrado convencer a importantes sectores de la población femenina que la leche en polvo puede, sin perjuicios para la salud de los bebés, reemplazar la lactancia materna. En los países del Tercer Mundo, en donde las condiciones sanitarias ambientales, especialmente del agua, no son óptimas o las deseables, estas campañas son «caldo de cultivo» entre las madres, que prefieren lactar a sus bebés con un producto envasado, en reemplazo de los esfuerzos y cuidados que implica la lactancia materna.

La presencia de la Organización Mundial de la Salud da en esta oportunidad mayor envergadura al problema, lo que, dicho en otras palabras, la multinacional Nestlé y otras de productos alimenticios, por primera vez, después de insistentes denuncias, más bien aisladas, serán sentadas en el «banquillo de los acusados» en un marco internacional coherente.