Nuevos montajes del Teatre Lliure
La cooperativa Teatre Lliure, de Barcelona, presenta esta semana dos nuevos montajes de su repertorio en las salas madrileñas del Teatro Nacional María Guerrero y la sala Cadarso. El Teatre Lliure ha sido invitado por el Centro Dramático Nacional para presentar cinco de los trece espectáculos que ha montado desde su creación, en 1976. Ya se han representado las obras Leonci i Lena, de George Büchner; La nit de les tríbades, de Per Olov Enquist, y Titus Andronic, de William Shakespeare.
La reconocida calidad artística del grupo no ha estado acompañada por la asistencia de público a las sesiones, que han registrado una entrada normal, sin excesivo entusiasmo. Aunque las representaciones se realizan en lengua catalana, hay que tener en cuenta que en Madrid residen unos 70.000 catalanes.Anoche se presentó en la sala Cadarso la obra Abraham i Samuel, de Víctor Haim, en traducción catalana de Guillem-Jordi Graells, espacio escénico y vestuario de Pep Durán y Nina Pawlowsky, bajo la dirección escénica de Pere Planella. Hoy habrá la última sesión de esta obra, estrenada en el local barcelonés del Lliure en noviembre de 1978, y que durante su permanencia registró más de 8.500 espectadores. Está planteada, como el caso de La nit de les tríbades, a base de un montaje sencillo de teatro itinerante y un trabajo minucioso de interpretación, ya que en el reparto figuran sólo dos actores. El director del espectáculo, Pere Planella, declaró ayer que la obra tiene un sentido concreto en Cataluña, aunque de dimensión universal, al tratar de la elección entre la solidaridad de clase y la raza.
«Aunque el tema puede parecer trascendente», señala Pere Planella, «la pieza está llena de situaciones cómicas, equívocas y divertidas. Es una parábola rica en situaciones, con un montaje dirigido a la interpretación de los actores y al juego de improvisaciones. Se puede definir como texto político en el fondo, al plantearse la solidaridad de clase, y un divertimento en la forma, utilizando la risa como el principal medio de comunicación».
Uno de los montajes más interesantes del Lliure se presentará en el Teatro Nacional María Guerrero, a partir de mañana y hasta el próximo domingo: La bella Helena, de Meilhac y Halévy, en versión del dramaturgo alemán Peter Hacks, traducida por Kim Vilar y Guillem-Jordi Graells. La música, de Jacques Offenbach, ha sido adaptada por Herbert Kawan; la coreografía es original de Gilberto Ruiz Lang. El espacio escénico y vestuario corresponden a Fabià Puigserver; la dirección musical, a Carles Puértolas, y la escénica, a Pere Planella, quien destaca el carácter de opereta con aspectos de denuncia política y social del comportamiento de los poderosos, reyes y dioses.
En el espectáculo de La bella Helena intervienen quince actores y seis músicos. En el montaje figuran elementos de la comedia musical y de la revista española, a partir de actuaciones tipo El Molino, de Barcelona. Esta opereta, estrenada en marzo de este año, ha sido presenciada por 15.562 espectadores.
Babelia
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