Unas 15.000 mujeres se manifiestan en París a favor del "aborto libre y gratuito"
«Nuestro cuerpo no será para Chirac ni para Debré, ni para el Papa», rezaba una de las pancartas de la manifestación de 15.000 mujeres que ayer se echaron a la calle en París para reclamar su derecho al «aborto libre y gratuito».
Eran las dos de la tarde cuando en la plaza de Denfert-Rocherau, ubicada en el barrio de Montparnasse, empezó a organizarse el desfile que a las ocho de la noche aún no se había disuelto en las inmediaciones de la torre Eiffel. Todo transcurrió pacíficamente entre mujeres que, de antemano, solicitaron «serenidad» si algún grupo de provocadores antiabortistas interceptaba su peregrinación. Desde hace ya varios meses, diversos grupos feministas habían iniciado la preparación de esta marcha, que, tras «muchas discusiones y no pocas decepciones», se decidió al margen de los hombres y de todos los partidos políticos y sindicatos. Las mujeres parisienses han querido demostrar que «nosotras representamos una fuerza política que los diputados, cuando voten la ley, no deben olvidar», declaró a EL PAÍS una responsable del cortejo.Esta manifestación se inscribe en la batalla gigantesca que se ha desencadenado en Francia ante la inminencia de la discusión en la Asamblea Nacional sobre la cuestión del aborto. El Gobierno, tras cinco años de experiencia de la llamada «ley Veil», ha propuesto que ese texto, sin modificación alguna, sea aprobado definitivamente.
Durante este fin de semana, en el mismo marco de la «guerra» contra los antiabortistas, se está celebrando en la Unesco un coloquio sobre el tema del aborto, organizado por el movimiento Choisir, que dirige la abogada Gisele Halimi. En las sesiones de la Unesco, como en la manifestación de ayer y en otros círculos que reaccionaron inmediatamente, las declaraciones del Papa en Estados Unidos, reiterando su condena del aborto, de la contracepción y de la sexualidad extraconyugal, fueron comentadas con ferocidad o con ironía.
Ayer también, paralela a la manifestación proabortista, el movimiento Hay que Dejarlos Vivir, enemigo radical de la interrupción del embarazo, organizó un desfile al que asistieron unas trescientas personas.
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