Manzanares parece salir del bache

El cuarto era un manso absoluto que huía de su sombra. Paquirri no permitió que nadie tocase al toro y bregó con él con oficio, pero sin eficacia. No hubo modo de picarlo, pero el presidente, en lugar de ordenar que le pusieran banderillas negras, como era reglamentario, se inhibió. El picador de turno salió hasta los medios y allí le puso una vara tremenda. Se originó una gran bronca, con lluvia de objetos sobre el ruedo. En medio del escándalo intentó Paquirri hacer faena y casi lo logró en algunos momentos, pero la verdad es que no pudo con el manso. Antes el primero, Paquirri, en un gran momento de madurez, toreó con reposo, temple y manos bajas, en una faena muy ligada. Cada serie, rematada con el impecable de pecho, marcada la salida al hombro contrario. Tardó en matar y el noble y terciado toro restó importancia a su buena labor.Manzanares, a final de temporada parece salir del bache en el que estaba. En el quinto volvió a torear con temple e inspiración, sobre todo con la derecha y en los pases de pecho. Aunque la faena tuvo sus defectos, como el unipase, el agarrarse al lomo del toro y el zapatillazo, entre muletazo y muletazo. Al segundo le hizo una faena sosa, en la que abusó del pico y del dichoso unipase. Algunos naturales tuvieron temple y buen trazo, sobre todo cuando los ligó con el de pecho.

Luis Francisco Esplá apenas usa el capote y con la muleta carece de técnica hasta para colocarse. Así anduvo, aperreado y bailarín, con el tercero, en el que recurrió a los efectismos. Pero Esplá con las banderillas levanta el delirio. Con sus espectaculares pares, aunque dos de ellos fueron a cabeza pasada, realizó un tercio memorable para los alcarreños, que le aclamaron sin cesar y le obligaron a dar una vuelta al ruedo, tras finalizar su actuación con los palos. En el sexto no pasó de vulgar con las banderillas; el mejor de los que clavó fue el tercero. Con la muleta estaba fuera de cacho, perfilero y con el pico. Labor sin calidad, con el único aspecto positivo de la variedad de los remates y adornos.

La feria de Guadalajara ha cambiado de cara gracias a un grupo de peñas y charangas que animaron la tarde con sus cánticos. Por la mañana se ha resucitado el encierro a la manera de Pamplona, y la ciudad entera bulle de fiestas y habla de toros.