La policía
La policía me hace llegar su revista Tribuna, que resulta que se parece curiosamente a Triunfo, en la mancheta, y a cuyas páginas se asoma incluso Buero (función que hay que ver), como tanto se ha asomado a las del semanario Haro/Ezcurra.Me ha sorprendido la calidad de esta revista, lo nuevo del significado y lo digno del significante. Me adjuntan carta y, encuesta con el ruego de que la conteste. Aparte las respuestas que voy a enviarles (el cuestionario vale la pena), me permito dejar aquí otras, distintas y espero que no contradictorias con las que ha de publicar Tribuna.
En un momento de peligroso entrecruce de fuerzas nacionales, en una hora tensa de España, uno, que jamás había hablado con la policia más que para el pasaporte o el carnet de identidad, considera oportuno y relajante dialogar con este Cuerpo:
-En calidad de ciudadano, ¿qué espera usted de la policía en líneas generales? -es la primera pregunta de Tribuna Policial.
-Espero o esperaba lo que justamente está pasando: que los funcionarios del Cuerpo Superior de Policía (CSP) se impregnen de democracia como el resto de los españoles. El llevar una pistola en el bolsillo, por oficio, no supone la vocación urgente de usarla, como quisieran quienes halagan elementalmente a la Policía o quienes, también elementalmente, identifican al policía con el detective equívoco de Hollywood. Comprendo la ejemplaridad de ser demócrata llevando una pistola en el chaleco.
-En una escala de uno a diez, ¿qué nivel de confianza o estimación señala usted a la Policía para la solución de cualquier problema criminal?
-La estimación la da o daría la solución de cada caso, positiva o negativa. El promedio de aciertos de nuestra Policía me parece semejante al de otras policías europeas, y pondero, sobre todo, el espíritu previo del policía ante su trabajo: cada crimen y cada delincuente son un caso social. El policía no es un cazador de alimañas ni un trampero de Arkansas, que es para lo que se le había formado en el franquismo, sino un delicado tipo humano que ha de rayar con la línea más peligrosa de la sociedad y del hombre: la violencia.
-¿Cree usted que el CSP ofrece hoy peores, iguales o mejores servicios que en la década de los sesenta?
-En una dictadura, el oficio de policía, como todos los oficios, se deprada un poco o un mucho. Aparte la eficacia o ineficacia de los servicios, una policía a imagen y semejanza de la democracia política es preferible a una policía que sea imagen y semejanza de los delincuentes que teóricamente persigue. Ese es el salto cualitativo que está dando la policía española, como lo prueba su propia revista, Tribuna policial.
-Si ha tenido usted algún contacto o incidente con la policía, ¿puede explicar cómo ha sido el tratamiento o actitud policiales respecto de usted?
-No he tenido más contactos que los meramente burocráticos, pero no por eso olvido que hubo una policía represiva, cuando hasta la misma prensa era represiva, y por eso valoro más la nueva actitud del CSP, que espero siga extendiéndose.
-E ncaso de que la imagen de la Policía, aquí y ahora, se haya prestigiado o deteriorado, ¿cuáles son los motivos de lo uno o lo otro?
-En la Policía, como en otros estamentos, hay o ha habido un franquismo residual que no debe esmerilar el prestigio meramente cívico y democrático de una Policía para la libertad, que ya se ha acreditado incluso con víctimas.
-¿Está usted convencido de que la policía actúa más eficazmente en regímenes tolerantes que autoritarlos?
- En una dictadura todo es policía, con lo que la policía resulta redundante y, por lo tanto, cruel, ya que ha de exagerar su función. En una democracia tolerante, permisiva y abierta, en una sociedad transparente, es la referencia más inmediata de la, ley, para el ciudadano, y no la referencia más inmediata de la cárcel.
