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No existe antijuridicidad en el proyecto de Estatuto para Cataluña

Un miembro de la comisión jurídica asesora de la presidencia de la Generalitat facilitó a EL PAIS una copia del informe que dicha comisión acaba de presentar al presidente de la Generalitat respecto al proyecto de Estatuto de Autonomía de Cataluña. Según la fuente informante, y según aparece también claramente en el propio informe, la comisión no encuentra ningún elemento de antijuridicidad en el proyecto, pese a que, según la fuente, hay indicios que apuntan hacia el hecho de que Tarradellas, al encargar el informe, hubiese podido desear que la comisión hallara tal antijuridicidad, para, en base a ella, establecer un nuevo freno al proceso autonómico.Los juristas responsables de la comisión no han acogido, pues, en su dictamen lo que podía ser una sugerencia antiautonómica de Tarradellas. Con ello desaparece uno de los infinitos obstáculos que desde la presidencia de la Generalitat se han ido colocando en el camino hacia la autonomía plena de Cataluña.

En algunos puntos del informe se aprecia una cierta intencionalidad por parte de quien formuló el encargo; es decir, el presidente de la Genelitat. Así, el informe pone especial relieve en que el actual presidente provisional de la Generalitat no cesa en su cargo con la entrada en vigor del Estatuto, no con la convocatoria del primer parlamento autonómico, sino únicamente con la elección del nuevo presidente por aquel parlamento. Esta precisión era, en cierto modo, innecesaria, ya que ello queda perfectamente claro en el proyecto de Estatuto.

El informe también destaca que los restantes organismos preautonómicos -en concreto el consejo ejecutivo y las comisiones mixtas- también continuarán existiendo hasta que el funcionamiento de los mecanismos estatutarios permita la designación de los nuevos organismos concretos, y no desaparecerán con la mera convocatoria del parlamento autonómico. Este deseo de apurar al máximo los plazos es reflejo de la voluntad de Tarradellas de apurar también, hasta el último momento, todas las posibilidades de continuar al frente de la Generalitat, atento a cualquier posible maniobra -cada vez más difícil- que le permitiera prolongar su mandato.

En concordancia con ello, el dictamen contiene la recomendación, más política que jurídica, de la conveniencia de potenciar la actual Generalitat, mediante el traspaso de competencias ahora ajenas.

En su estado actual, el informe es la unión de los trabajos de diversos equipos especializados que redactaron los diferentes epígrafes, así como una introducción. Todo obra en poder de Tarradellas, quien no ha informado en absoluto del tema a los consejeros ni tampoco a los partidos políticos. El conjunto totaliza unas setenta páginas.

La metodología empleada es, por un lado, tomar como techo la Constitución y, por otro, cotejar el actual proyecto de Estatuto con el promulgado en 1932. Con respecto al marco constitucional vigente, el dictamen reconoce al actual proyecto de Estatuto su carácter abierto y dinámico, que permite un proceso de superación de sus propias limitaciones actuales. Por ello, el dictamen evita juicios definitivos y tajantes.

Superior al texto republicano

Respecto al cotejo del actual proyecto con el Estatuto de 1932, el informe jurídico afirma, en casi todos sus epígrafes, que el actual proyecto es superior, en cuanto al grado de autonomía para Cataluña, al republicano, pero con tres salvedades importantes y significativas: la organización de la justicia, el orden público y la pervivencia de las divisiones territoriales y la consiguiente de las diputaciones.El dictamen ha sido acogido con clara frialdad por Tarradellas, quien, según la fuente informante, hubiese deseado que la comisión criticara abiertamente el proyecto de Estatuto. Para ello confiaba en la ideología conservadora del presidente de la comisión y de la mayoría de los juristas que la integran. Pero el resultado ha sido contrario a aquel posible deseo. Es de recordar que fue mediante la técnica de obtener dictámenes jurídicos favorables a sus propósitos como Tarradellas libró numerosas batallas durante su exilio, según refleja el importante libro L'exili politic catalá, de Joan Sauret.

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