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Las Brigadas Rojas preparaban la evasión de sus líderes encarcelados

Juan Arias

Por vez primera, la policía italiana ha encontrado un plan de evasión masiva de los dirigentes de las Brigadas Rojas, encarcelados en una cárcel especial. Lo llevaba en su cartera el brigadista Próspero Gallinari cuando fue herido gravemente por la policía en una calle de Roma días atrás.Las Brigadas Rojas, concretamente el grupo Gallinari, estaban preparando nada menos que la evasión en masa de los jefes históricos de las Brigadas Rojas, entre ellos, su fundador, Renato Curcio. En total debían escapar de la cárcel de la isla de Asinara, en Cerdeña, unos cuarenta terroristas.

Del proyecto que llevaba Gallinari en su cartera aparece que la evasión estaba preparada hasta en sus detalles más pequeños. De él se desprende que Curcio y sus compañeros de cárcel estaban continuamente en contacto con el exterior, con la organización terrorista.

Gallinari poseía todas las informaciones que Curcio había conseguido enviarle desde su cárcel blindada: «El único helicóptero de la isla no funciona desde hace un año. El piloto no está en la isla desde hace meses. Los únicos helicópteros que podrían actuar son los de Alghero y Sassari, pero necesitan media hora para llegar a la isla. Los carceleros», añade, «poseen veinte pistolas Beretta número 34, calibre 9, y cuatro metralletas Mab.»

Del plan de Gallinari se deduce que hubo una discusión entre la organización externa, que deseaba dar el golpe durante la noche, y los detenidos, que preferían que la operación se hiciera de día. De hecho, Curcio les dice que, puesto que desean hacerlo de noche, que recuerden que a las ocho es ya de noche y que a las ocho y cinco tienen ya que estar en las celdas. Por tanto, el comando debe llegar unos minutos antes, cuando aún están todos reunidos: deben matar en seguida a los guardias y, mientras tanto, ellos derriban un muro con dinamita y salen por el tejado («No es difícil, son sólo seis metros») al exterior.

Les dice también que tienen ya las espoletas y las mechas. Y piden que les manden pronto el paquete con la dinamita, porque «los paquetes por correo tardan mucho en llegar». Les explica cómo, una vez que han llegado a la puerta de la cárcel, tienen que dividirse, por dónde pueden salir los agentes y cuántos serán; cómo organizarse para esconderse en el bosque o escapar por el mar. En lo que se refiere a los posibles heridos en la operación, afirma literalmente el documento que se le ha encontrado a Gallinari: «En lo que se refiere al número de compañeros que hay que liberar, dado el alto número de cadáveres que habrá, creo que no es prudente dejarlos heridos en manos del enemigo.»

El documento, a pesar de ser una historia muy a la italiana, demuestra por lo menos que las Brigadas Rojas están muy bien organizadas y, sobre todo, que gozan de buenos apoyos incluso en las cárceles de máxima seguridad.

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