El Gobierno Carter presiona a los judíos norteamericanos sobre el diálogo con la OLP

El Gobierno Carter no deja de poner cada día su granito de arena en la difícil tarea de convencer a los judíos norteamericanos de que ha llegado el momento de dialogar con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).En el plano internacional, y sobre todo respecto de los aliados europeos, aunque no se reconoce en público, funcionarios norteamericanos asienten en privado a las aperturas de Austria, España y la Comunidad Económica Europea al diálogo con Yasser Arafat.

Aunque las presiones de los seis millones de judíos que viven en Estados Unidos y el «lobby» del Gobierno de Tel-Aviv son todavía muy fuertes, el Gobierno Carter está decidido a continuar con la campaña de «mentalización» para evitar el progresivo aislamiento de Israel.

La principal organización negra en Norteamérica, la Conferencia de Líderes Cristianos del Sur, ha recogido la bandera y se encuentra desde este verano en una vanguardia de apertura a la OLP y en defensa de la causa palestina.

Inclusive, por primera vez en el país, organizaciones de emigrantes palestinos han empezado a cobrar fuerza y hoy puede hablarse de los comienzos de un auténtico grupo de presión efectivo en Washington.

En su discurso del lunes ante la Asamblea General de la ONU, el secretario de Estado, Cyrus Vance, empleó las frases más claras nunca utilizadas en este foro por el Gobierno norteamericano respecto al tema, y que curiosamente silenciaron ayer periódicos como el New York Times y el Washington Post.

Vance dijo, en una advertencia al gobierno Begin, que el tratado de paz entre Israel y Egipto no puede oscurecer la necesidad de que una paz completa tiene de tratar el tema de «los derechos legítimos del pueblo palestino en su conjunto».

Aunque el Gobierno Carter está convencido de que nada podrá lograrse mientras Begin esté en el poder, la campaña está orientada principalmente a sus sucesores.

En las dos últimas semanas líderes negros norteamericanos como Jessie Jackson, Walter Fountroy, etcétera, han viajado a Oriente Próximo y han hablado con dirigentes de la OLP.

Al mismo tiempo, y con ganas de sacarse la espina de la dimisión provocada por Israel del embajador Andrew Young ante las Naciones Unidas por su entrevista con el representante de la OLP, los líderes negros han hecho saber a Begin que ellos cuentan en las decisiones políticas de Washington.