La crisis social, fundamento del teatro clásico español
Comienzan las jornadas de Almagro
«La bien llamada comedia española, que Lope de Vega y muchos como él inventaron y cultivaron, fue posible en una sociedad barroca inmersa en una fuerte crisis social caracterizada, entre otras notas, por la movilidad social, creencias carismáticas, crecimiento económico, tensiones pobres-ricos, episodios subversivos, revoluciones subyacentes y represión armada. En este contexto de dramáticos años, el teatro se presentó deliberadamente como una fiesta, un entretenimiento que pretendía hacer olvidar los malos pensamientos y las malas noticias.»
Esta es, a grandes rasgos, la visión que ha presentado de la sociedad barroca en sus relaciones con la comedia clásica española el profesor José Antonio Maravall, en la primera sesión de ponencias dentro de las Jornadas de Teatro Clásico Español, que comenzaron ayer en Almagro (Ciudad Real) con la asistencia de cerca de cincuenta especialistas y que pretenden profundizar en la lectura actual de los clásicos.Las Jornadas, que coinciden con el Festival de Teatro Clásico, en el que se representarán siete obras de autores españoles prácticamente del Siglo de Oro, fueron inauguradas por el director general de Teatro, Alberto de la Hera, quien las presentó «como un intento de llenar un vacío de investigación que existe en el teatro español».
El director general de Teatro se mostró partidario de potenciar la reflexión y el estudio científico del teatro español a través de bibliotecas especializadas, clases universitarias, centros de documentación teatral, becas... «Es sorprendente», dijo, «que en Gran Bretaña lleven diez años preparando el centenario de Calderón, a celebrar en 1981, mientras que en España apenas se registra ningún movimiento que tienda a llevar a este clásico a los españoles.» En esta primera sesión, que tuvo connotaciones históricas, el profesor José Antonio Maravall formuló su estudio sobre la sociedad que hizo posible el teatro clásico español como «sociedad en crisis del siglo XVII y teatro ilusionista al servicio de los mitos conservadores del barroco». La crisis social, a la que responde el esquema de la sociedad barroca, se explica, según el profesor Maravall, por la expansión económica, demográfica, técnica y cultural, que convive con un mundo de convulsiones sociales. «Ante tal estado de cosas se imponía una política oficial defensiva, conservadora, de cierre y represión. Esta represión se muestra no sólo a través de las armas, sino también mediante la imposición en las conciencias de un teatro, como espectáculo, como fiesta. Con el entretenimiento el ánimo descansa y se olvidan los desdichados acontecimientos de la monarquía española de aquella época. No es extraño, por tanto, que desde una fecha más temprana, cuando las primeras comedias barrocas se están poniendo en escena, el Consejo de Estado (1603) recomiende ya al Rey la conveniencia de las fiestas, teniendo en cuenta la situación militar y política de la monarquía.»
Por su parte, José María Díez Borque, que presentó una ponencia sobre Los públicos del teatro español del siglo XVII, defendió que es en este tiempo cuando surge el concepto y función del público teatral en un sentido muy próximo al que le damos actualmente. Esto se produce, entre otras razones, porque aumenta la separación representación-público. El teatro se distancia de la colectividad que lo mantiene, se separa de la fiesta y el rito y se convierte en espectáculo. Este sistema de comunicación espectáculo-público no se ha alterado desde -el siglo XVII
Presentaron también ponencias, en esta primera sesión, J. E. Varey, quien analizó el espacio escénico del teatro clásico español a partir de la representación de El alcalde de Zalamea, y José Manuel Rozas, quien tituló su ponencia: Técnica aristotélica del actor barroco.
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