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Liberales y centristas aspiran en Suecia a la jefatura del Gobierno

Ayer tuvo lugar el primer encuentro entre los líderes de los tres partidos burgueses, con vistas a la formación del nuevo Gobierno, y está prevista una nueva reunión para mañana lunes.Pese a la escasa información que los protagonistas de estas reuniones han suministrado a los periodistas, se sabe que tanto el lider centrista, Faelldin, como el liberal, Ola Ullsten, aspiran al cargo de primer ministro. Bohman, el líder conservador, se inclina por adjudicárselo al primero, porque consideraría, según los observadores, que es un hombre más «manejable» que Ullsten. Es Faelldin, por otra parte y pese a su derrota, el que tiene mayor respaldo de los dos, 64 escaños, contra 38 de Ullsten.

Este primer punto de las negociaciones se estima que puede ser rápidamente resuelto. Queda pendiente, dentro de una larga lista, el polémico Ministerio de Economía. Tal como se adelantara, Bohman no parece dispuesto a renunciar a dicho cargo, que tiene, hoy más que nunca, en Suecia, una importancia decisiva.

Queda por saber si liberales y centristas mantendrán su tesitura de no ceder ese cargo al líder conservador. O si cederán a cambio de otras concesiones. De no llegarse a un acuerdo entre los tres partidos del bloque, peligraría todo el proyecto de formación de un Gobierno burgués tripartito.

Por lo menos, seis ministros del Gobierno que sale serían llamados a continuar en su puesto, entre ellos el actual de Finanzas, Ingemar Mundebo (Partido Liberal), y Staffan Burenstam, de Comercio, del Partido Conservador.

En cuanto a la distribución cuantitativa de los ministerios, se estima que los conservadores se abjudicarán ocho; los centristas, siete, y liberales, cinco.

Hay coincidencia, sin embargo, en que este Gobierno que se está gestando nacerá débil. Por sus propias contradicciones y por los preparativos de la socialdemocracia para llevar una política agresiva desde la oposición, Palme ha dicho que la socialdemocracia no se hace ninguna ilusión de poder influir en la mayoría parlamentaria burguesa, pero que será intransigente en la defensa de los sectores más débiles de la sociedad.

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Por otra parte, y como un nuevo obstáculo para la homogeneidad del Gobierno que no ha nacido, ya se empieza a hablar de los planes de la campaña popular con vistas al plebiscito sobre utilización de la energía nuclear, previsto para marzo próximo. Centristas y comunistas son los más claramente definidos en contra de la energía nuclear. Faelldin ha encargado ya a Karin Soder -ex ministro de Relaciones Exteriores de su Gobierno- la planificación de las directivas para esa campaña, con la cual piensa el líder centrista recuperar su perdida popularidad. Los demás partidos se muestran más a la expectativa después de los resultados de la elección.

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