Confusión y discrepancias en la conferencia sobre Rodesia
Declaraciones, contra declaraciones, ausencias, en suma, confusión, marcaron la sesión de ayer de la conferencia constitucional sobre Rodesia, que inició sus tareas en Londres el pasado lunes y que tiene todos los síntomas, si no fracasa, de prolongarse durante varios meses.Las diversas delegaciones permanecieron por la mañana en sus respectivos cuarteles generales, tras acceder el presidente de la conferencia y secretario del Foreign Office, lord Carrington, a una petición del obispo Muzorewa, quien solicitó «tiempo» para estudiar en detalle el proyecto de borrador de constitución y el orden del día, comunicado el día anterior por el representante del Gobierno de Londres.
Pero, a pesar de no celebrarse sesión matutina, una serie de acontecimientos contribuyó a aumentar el suspense que viene rodeando esta conferencia desde su iniciación.
El primer ministro Muzorewa celebró a mediodía una conferencia de prensa, que dejó a periodistas y funcionarios en la más ardiente oscuridad en torno a sus verdaderas intenciones. ¿Por qué cuando todo parecía indicar que los temas de discusión habían sido aceptados por todas las delegaciones, incluida la suya, Muzorewa no mencionó para nada en su declaración el orden del día de la conferencia, que debe incluir no sólo un acuerdo sobre una nueva Constitución, sino igualmente el tema de las elecciones y el control de las fuerzas de seguridad durante la transición?
Como si la sesión del miércoles no hubiera tenido lugar, Muzorewa se limitó a pedir el reconocimiento británico para su Gobierno y el levantamiento de las sanciones, ignorando todo lo demás. Y por si esto fuera poco, una fuente de su delegación manifestaba en privado más tarde que al obispo le hacía «muy poco feliz» ampliar las conversaciones a otros temas que no fueran la constitución.
A continuación, y para sembrar más la confusión, un portavoz del reverendo Sithole, parte integrante de la delegación de Muzorewa, manifestaba que su jefe estaba más cerca de las posiciones mantenidas por el dirigente nacionalista Robert Mugabe que de las del obispo, aprovechando la ocasión para atacar violentamente la incursión realizada el pasado fin de semana por las fuerzas rodesianas en Mozambique.
Quizá el hecho más noticiable de la jornada se produjo a última hora, cuando la primera ministra Margaret Thatcher acudió en persona a la Lancaster House para tomar el té con los delegados. La inesperada visita de la dirigente conservadora, que charló animadamente con los miembros de las diversas delegaciones, es interpretada por los observadores como un indicio más del interés británico por conseguir una negociación.
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