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Secuestrado en España un libro gráfico sobre educación sexual

Este verano, mientras muchos niños construían sus castillos de arena en playas donde se prodigaban los desnudos y velan con absoluta naturalidad cómo sus madres prescindían de la pieza superior del bikini, agentes de policía de la llamada Agrupación Regional de Información procedían al secuestro de un libro que por varías imágenes, fiel reproducción fotográfica del cuerpo humano, se estimaba objeto delictivo, atentatorio contra la moral y las buenas costumbres.

¡A ver! es el título del libro en cuestión, obra del fotógrafo norteamericano Will McBride y de la doctora alemana Helgla Fleischhauer-Hardt, especialista en psicoanálisis y asesoramiento de padres de familia. Publicado en diversos países de Europa y en Estados Unidos, ha merecido unánimes y favorables críticas. Según el Sindicato de Educación y Ciencia de Dortmund (República Federal de Alemania), ¡A ver! es un libro importante que no debería faltar en ninguna biblioteca escolar ni en ningún hogar con hijos. ¡A ver! es el mejor libro de información sexual que conozco», ha dicho Don Sloan, director del New York Medical College.

Se inicia la cruzada

En España, por el contrario, ¡A ver! tuvo problemas desde el momento de su aparición. Ya en la Feria del Libro, una serie de asociaciones, la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos, la Asociación de Antiguos Alumnos de la Enseñanza Católica y la Federación de Asociaciones de Viudas se lanzaron a una especie de cruzada contra el libro, al que acusaban de altamente pernicioso, pornográfico y disolvente de la institución familiar.«Es inconcebible que las opiniones personales de ciertos sectores sobre. aspectos éticos, morales o ideológicos puedan dar motivo a un proceso jurídico», comenta Lorenzo Lóguez, editor y traductor de ÍA ver! «Más aún cuando la Administración, tolera la proliferación sin tasa de la pornografía, y de todo tipo de apologías de la violencia.»

«Otra cuestión que ha puesto de relieve este secuestro, llevado a cabo el 23 de julio», añade el señor Lóguez, «es la inseguridad jurídica en materia de publicaciones y la necesidad de que se derogue un conjunto de normas que están en contradicción con el principio constitucional de libertad de expresión.»

Lorenzo Lóguez ya ha prestado declaración ante el juez instructor de Salamanca ante el cual asumió su responsabilidad como editor y traductor de ¡A ver!, pero el sumario de la querella interpuesta por el ministerio público por delito de escándalo se sigue en Madrid.

Un libro muy moral

¡A ver! es un libro para aprender a mirar el cuerpo sin reservas ni falsos pudores, sin esos sonrojos de adultos reprimidos que se, venga ejerciendo la represión sobre los demás. Para ese aprendizaje están las imágenes, bellas fotografías de jóvenes desnudos de ambos sexos, animadas por el espontáneo diálogo de la pareja infantil protagonista. Pero también la lectura del texto es imprescindible. En él, la doctora Fleischhauer-Hardt indica a los hijos y a los padres que el niño sólo llegará a tener una relación natural con su propio cuerpo «si desde su nacimiento ha podido experimentar por sí mismo que todas las partes que lo integran son buenas, bellas y dignas de ser amadas». .Señala también la doctora alemána la importancia de los primeros contactos fisicos con la madre o en juegos sexuales con otros niños y las sensaciones placenteras que éstos producen para el establecimiento posterior de unas relaciones sexuales maduras satisfactorias. En ningún momento, la sexualidad se reduce a genitalidad pura en este texto de pedagogía sexual concebido para una lectura conjunta de padres-hijos o niños-educadores. Las alusiones al amor, al afecto que se expresa a través de las relaciones sexuales, son constantes y, en este sentido, se puede decir que ¡A ver! es un libro extraordinariamente delicado y muy moral.

«Si las personas que lo han condenado como pornográfico lo hubieran leído sé hubieran mostrado de acuerdo con lo que dice su autora, porque ¡A ver! es un libro muy moral, dentro de la corriente más conservadora de la pedagogía sexual alemana y sueca», asegura Felicidad Orquín, miembro del Colectivo de Literatura Infantil de

Algunas críticas

«Las únicas críticas que ¡A ver! admite son las que se podrían hacer precisamente desde un concepto más avanzado de la sexualidad como forma de liberación o comunicación y no solamente como algo ligado estrictamente a la reproducción tal y como en el libro se presenta. «Por otra parte, en él se potencia la función de la maternidad, la lactancia natural y la dedicación exclusiva de la madre a la crianza, en detrimento de una posible actividad profesional» sigue Felicidad Orquín. «Por todo ello, desde posturas feministas, ¡A ver! podría ser calificado de machista. Es significativo que en las fotos el pene aparece mucho más que la vagina y el clítoris sólo se menciona una vez »

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