Sobre el aborto y el divorcio
La inteligente periodista Juana Sabadell, en una entrevista conmigo que publicó en el diario Asturias, de la que se hizo eco EL PAIS, condensó tanto mis manifestaciones que podrían generarse equívocos. Yo creo que una moral dinámica no justifica una condena abstracta y absoluta del aborto, pero esto no quiere decir que el aborto no plantee un grave problema moral y no constituya en muchos casos una inmoralidad profunda. Algo semejante se podría decir, en tono menor, del divorcio. Los católicos que crean en conciencia deber atenerse a la doctrina eclesiástica de la indisolubilidad del matrimonio sacramental cristiano consumado pueden hacerlo, aunque la ley civil les conceda, como a los demás ciudadanos, el derecho al divorcio. Pero esa doctrina no es un dogma de fe. Pienso, por último, que el hecho sociológico del aborto, tal como hoy se da, hace que su penalización constituya una incongruencia desde el punto de vista de la teoría del derecho. Pero no me parece técnicamente correcto tildarla de «ilegalidad total».
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