Acusaciones de homosexualidad entre los árbitros canarios

Desde hace algunas semanas ha saltado a la luz un asunto turbio en el Colegio canario de Arbitros. Según declaraciones de algunos colegiados canarios, los jóvenes árbitros de las islas que quieren ascender de categoría tienen un camino fácil para conseguirlo: acceder a las solicitudes homosexuales del presidente del Colegio -Martí Sosa- y del presidente de la junta de capacitación -Félix Birigay-, ex árbitro internacional.El asunto fue sacado a la luz por el popular informador radiofóníco José María García en el programa de la SER Hora-25. Don Balón, revista especializada en temas deportivos, publicaba ayer fotocopias de buen número de cartas de colegiados canarios en las que se denuncian estos hechos y en las que resultan acusados los citados señores Martí Sosa y Birigay, así como el colegiado Merino González, ascendido esta temporada de Segunda a Primera División, y a quien varios otros árbitros de escalas inferiores se niegan a acompañar como jueces de línea en sus desplazamientos.

Las denuncias de José María García en Hora-25 dieron lugar a un viaje de José Plaza, presidente del Colegio Nacional de Arbitros, a las islas Canarias, a fin de realizar personalmente la investigación de los hechos. La actitud de Plaza, tras dicha investigación, fue ambigua: aconsejó la dimisión de Birigay «por haberse excedido en sus funciones», pero en la misma nota dejaba clara su honorabilidad. Por otra parte, dictó sanciones contra los colegiados que habían iniciado el movimiento de denuncia, por haber entregado a los medios de difusión copia del dossier elaborado al respecto. Es de señalar que los colegiados que decidieron acudir a Hora-25 a exponer estas denuncias lo hicieron después de que sus cartas en ese mismo sentido dirigidas al Colegio Nacional de Arbitros no recibieran respuesta. Plaza, pues, ha seguido en este problema la línea del presidente de la Federación Española, Porta: tratar de ignorarlo y esconderlo, para así ha cerse la ilusión de que no existe.

Sin embargo, hay un buen grupo de árbitros canarios que están dispuestos a conseguir que el asunto quede definitivamente rematado, una vez que ha salido a la luz. La recomendación a Birigay de que dimita no es para ellos suficiente. Exigen su cese fulminante y también el del presidente del Colegio canario, Martí Sosa. Asimismo hay algunos que desean se anule el ascenso del señor Merino a Primera División, por estimar que los méritos contraídos por este colegiado no son otros que los de compartir las aficiones sexuales de sus superiores.

El asunto, no cabe duda, es delicado. La tibieza de José Plaza no parece el método más indicado para sanear el mal ambiente creado entre los árbitros canarios, muchos de los cuales se han declarado dispuestos a no arbitrar más hasta que no hayan sido apartados de sus cargos Martí Sosa y Birigay.