Expertos americanos tranquilizan a los bebedores de whisky sobre el peligro de cáncer
Tras la inclusión del whisky escocés en la creciente lista de productos de uso común de los que se sospecha puedan producir cáncer, una serie de expertos han advertido que nos estamos alarmando a nosotros mismos innecesariamente sólo por el hecho de que la sensibilidad de los instrumentos científicos ha mejorado tan radicalmente que hasta los más insignificantes rastros de productos químicos pueden ser detectados.
En un proyecto dirigido por la Fundación Nacional de Ciencia, dos investigadores, David Fine y Ulku Goff, informaron la semana pasada que habían encontrado indicios de un compuesto llamado nitrosamina en seis o siete populares marcas de whisky. Animales de laboratorio, expuestos a una dosis relativamente amplia de nitrosamina, acusaban una mayor tendencia a adquirir un cáncer que animales no expuestos a esa dosis.Los efectos de la nitrosamina en seres humanos, si es que los hay, no han sido establecidos con seguridad, aunque el Departamento de Agricultura ha establecido arbitrariamente el nivel permisible de nitrosamina en los alimentos en diez partes por mil millones. Las nitrosaminas pueden encontrarse en el bacon, la mortadela y otros embutidos, así como en carnes asadas a la barbacoa.
El más alto nivel «de nitrosaminas encontrado por los señores Fines y Goff en los whiskies fue de dos partes por mil millones.
Subrayando que muchos bebedores de whisky se habían alarmado con el informe, Lawrence Garfinkle, un especialista de la Sociedad Americana de Cáncer, dijo: «Se trata de, una tan infinitesimal cantidad (de nitrosaminas) que dudo mucho de que pueda repetirse con precisión dentro de la prueba. Naturalmente que, dejando a un lado las nitrosaminas, el beber excesivo alcohol puede ser un factor que origine cáncer, pero nunca se podrá saber con seguridad, ya que los grandes bebedores son generalmente también grandes fumadores, por lo que las estadísticas son difíciles de evaluar.»
«Hay muy pocas sustancias cancerígenas que sean peligrosas, incluso a niveles de una parte por millón. La afiatosina, que se encuentra en la mantequilla de cacahuete, es una de esas sustancias. Así que una parte por mil millones, de cualquier cosa que sea, es demasiado poco para como preocuparse. Algunos de nosotros pensamos que todos los instrumentos capaces de detectar productos químicos en concentraciones inferiores a una parte por millón deberían ser destruidos antes de que nos vuelvan locos a todos.»
A pesar de su gran coste, espectrómetros ultransensitivos se utilizan en universidades, laboratorios de hospitales y muchos otros centros de investigación. Como consecuencia del creciente temor a que muchas de las cosas que los humanos comen, respiran o tocan puedan producir cáncer, muchos laboratorios han emprendido programas rutinarios para detectar sustancias cancerígenas en productos de uso común. Como una sustancia tras otra son sometidas al análisis, no es extraño que en muchas de ellas se encuentren indicios de contaminantes.
Para los científicos que estudian la complicada química orgánica, la mejora que los sistemas de análisis han experimentado en los últimos años ha abierto una nueva perspectiva de conocimiento.
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