Lo menos curioso es el nombre
del hospital -Incurabili, Incurables- en el que Pasqualina Anatrella, de veintinueve años, dio a luz ocho hijos, uno tras otro, el pasado miércoles. Lo más impresionante tampoco es que nacieran a los siete meses del enillarazo. Lo más dramático es que Pasqualina, cuyo esposo, Stefano Chiasceno, de 34 años, es agente de seguros, ya había parido en ocasión anterior y el producto del parto habían sido seis chiquillos. En esta ocasión, los recién nacidos, tres niños y cinco niñas, fueron enviados a un centro para prematuros, ya que su peso varía entre los cuatrocientos gramos y el kilo. Hay esperanzas de supervivencia. En el parto séxtuplo, ocurrido hace tres años, los seis niños fallecieron poco después de su nacimiento. Pasqualina es una mujer morena, de cara resignada, que ahora vigila, de día y de noche, a los ocho vástagos.
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