La URSS construye un acorazado nuclear gigante
En los astilleros de Leningrado, fundados por Pedro el Grande, «padre de la potencia naval rusa, la marina soviética está construyendo una nueva clase de buque de guerra gigante, a propulsión nuclear, destinado a destrozar cualquier cosa que flote.Aturdido por los pocos datos disponibles en Occidente sobre estos enormes buques, el director del Jane's Fighting Ships -el libro patrón de referencia de los departamentos de marina de todo el mundo- resucitó el título de crucero-acorazado para intentar clasificarlos.
Además de ser el primer buque de combate ruso de superficie de propulsión nuclear, estos, buques de la clase Sovietsky Soyuz (Unión Soviética) tendrán 32.000 toneladas y 247 metros de extensión de proa a popa, dimensiones apropiadas para un portaaviones. Sin embargo, tienen una proa afilada como el filo de un cuchillo y una manga estrecha y elegante. Están llenos de proyectiles y cañones, además de que su construcción permite transportar helicópteros y aviones Forger, de despegue vertical.
El capitán John Moore, director del Jane's, dice, en la edición de 1979, publicada ayer, que el primero de los buques de esta nueva clase entrará probablemente en servicio el año próximo, y le seguirán otros once más.
«La mejor forma de describir estos buques es con el viejo título de Crucero Acorazado», dice Moore, un comentario que sin duda estimulará todavía más las conjeturas en las salas de oficiales de la marina occidental en torno al papel que se pretende desempeñe el nuevo barco soviético.
El último gran crucero acorazado fue el desdichado Hood, británico, que fue hundido en 1941.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
