El Gobierno pondrá en marcha medidas inmediatas para elaborar un plan decenal

El plan decenal que va a poner en marcha el Gobierno francés para luchar contra el alcoholismo va a ser preparado antes del verano próximo. Las autoridades tomarán medidas inmediatas para limitar la publicidad, favorecer el consumo de bebidas no alcohólicas e intensificar la información, en particular en medios juveniles, pues se ha comprobado que aumenta la proporción de jóvenes y de mujeres que beben.La limitación de la publicidad podría ocasionar una reacción de los productores franceses, en particular de los del mediodía del país, que se quejaron ya hace tiempo de los perjuicios ocasionados en la venta de vinos de mesa por anteriores campañas antialcohólicas.

Se darán, a nivel fiscal, medidas para incitar a la gente a beber refrescos sin alcohol o simplemente agua, colocando de manera sistemática grifos cerca de los talleres en las grandes empresas. Para proceder a una información adecuada, se recurrirá a personal docente en las escuelas y liceos y se establecerán contactos con los médicos, quienes antes de informar deberán aprobar cursillos o asignaturas especiales durante las carreras.

Pero el verdadero combate contra el abuso del alcohol sólo se iniciaría con la aplicación, que podría ser interesante por los medios empleados para la lucha, en particular, de la dirección de las operaciones. El responsable del plan será el profesor Jean Bernard, miembro de la Academia Francesa y de la Academia de Medicina, que cuenta 72 años de edad y es médico, poeta y moralista, a quien le serán precisos no sólo sus conocimientos científicos, sino también sus opciones éticas expuestas en su obra Grandeza y tentaciones de la Medicina.

Según los datos facilitados por el Gobierno, se cifra en 70.000 millones de francos -1.030.000 millones de pesetas-, o sea, el 4,5% de la producción bruta nacional, el precio que paga la sociedad por cura de intoxicados y accidentes de trabajo o en carretera provocados por embriaguez del operario o el conductor.

Durante el año en curso le prevé un salto a los 100.000 millones de francos, lo que, en un periodo de crisis económica, supone un gasto inadmisible. Según hizo observar el presidente Giscard d'Estaing: «¿Cómo luchar contra esta calamidad que se insinúa insidiosamente en la vida cotidiana?»