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Washington critica enérgicamente los bombardeos israelíes sobre Líbano

Estados Unidos condenó ayer los ataques aéreos de Israel sobre la costa de Líbano, empleando en su comunicado el lenguaje más duro dirigido contra este país desde hace varios meses. El Departamento de Estado subrayó que los bombardeos efectuados el domingo fueron llevados a cabo al anochecer, cuando las carreteras estaban llenas de excursionistas que volvían de las playas y de las montañas, y que, al parecer, había mujeres y niños entre los muertos y heridos.

El portavoz del Departamento de Estado, Hodding Carter, declaró que estaba en contacto permanente con Israel para asegurarse de que el tema quedaba claro; por otra parte, declaró haber advertido «en los términos más enérgicos» que tales ataques tenían que acabar.Carter dijo también que se habían uilizado los cazas a reacción F-15 en dichos ataques, y que por ello el Departamento de Estado investigaría la posibilidad de que se hubieran violado los acuerdos con Estados Unidos, relativos al suministro de tales aparatos, aunque especificó que no estaba acusando a Israel de tal violación. Según el acuerdo, las armas entregadas o vendidas por Estados Unidos a un país extranjero deben ser usadas, en general, para su autodefensa.

Funcionarios israelíes declararon en Washington que consideraban incluidos en dicha categoría los ataques a Líbano, ya que se dirigían a bases guerrilleras palestinas y habían sido llevados a cabo para prevenir ataques terroristas contra Israel.

Un funcionario del Departamento de Estado reconoció que el lenguaje usado por Estados Unidos en esta ocasión era «extraordinariamente duro» en la condena del ataque israelí, especificando que se trataba de una serie de ataques aéreos muy importantes, en los que había muerto mucha gente inocente, y en los que no parecía haber ningún objetivo de carácter militar.

Reacción israelí

La reanudación de los ataques masivos de la aviación israelí en el sur de Líbano inquieta seriamente a Estados Unidos, cuyo Gobierno considera que la situación puede convertirse en explosiva y empieza a temer que una nueva batalla aérea sirio-israelí, tras la del pasado mes, pueda ser la chispa que haga saltar el polvorín, desencadenando un auténtico enfrentamiento militar entre Siria y el Estado hebreo. Esta es la impresión generalizada en los periódicos de Jerusalén, a raíz del comunicado -expresado en términos especialmente severos- de Washington, en el que se condenan los bombardeos israelíes.

Los medios políticos israelíes se han mostrado sorprendidos por el hecho de que el portavoz del Departamento de Estado norteamericano haya dado lectura al citado comunicado sin esperar a las preguntas de los periodistas.

Igualmente ha irritado a Jerusalén que el portavoz de Washington haya juzgado necesario subrayar que los ataques masivos se han producido sin que, en las últimas semanas, haya habido atentados terroristas efectuados por los palestinos desde el territorio libanés.

Expertos israelíes han llegado a hablar del «cinismo desvergonzado» de Estados Unidos, cuyo Departamento de Estado aparenta indignación cuando la aviación israelí bombardea campos palestinos en el sur de Líbano, mientras el Pentágono se frota las manos, con discreción, por ver los aviones F-15 -hasta ahora no habían pasado la prueba de entrada en combate- pasar con éxito el test de un enfrentamiento contra los Mig-23 de la aviación siria.

No obstante, los norteamericanos estarían realmente preocupados -según hemos podido saber en fuentes diplomáticas- por una pérdida del control de la situación. Sobre todo cuando Washington ha podido comprobar, con sorpresa, que la escalada de tensiones entre Siria e Israel no parece inquietar en absoluto a Egipto, desde donde se observa la degradación en el sur de Líbano con una extraña ecuanimidad.

Los norteamericanos se preguntan ahora en qué medida la «estrategia regional común», elaborada por el presidente egipcio, Anuar el Sadat, y el primer ministro israelí, Menahem Begin, durante su último encuentro en Alejandría, estaría siendo aplicada ya a los acontecimientos del sur de Líbano.

En Alejandría, Sadat habría dicho a Begin que Egipto se ve obligado a protestar contra los bombardeos israelíes en Líbano. En realidad, el presidente egipcio no vería con malos ojos una muestra palpable de la impotencia siria ante los israelíes, impotencia que, dadas las dificultades internas que atraviesa el régimen del presidente Hafez el Assad, podría acelerar su hundimiento.

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