El líder socialista Craxi renuncia a formar Gobiemo en Italia
El secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi, renunció ayer al encargo de formar Gobierno, después del «no» definitivo de la Democracia Cristiana (DC). El líder socialista, al salir del despacho del presidente de la República, Sandro Pertini, tras agradecer a los demás partidos «la colaboración» que de un modo u otro le habían dado estos días en su intento de formar Gobierno»,dirigió muy duras palabras contra la Democracia Cristiana. «La negativa de la DC», afirmó Craxi, «ha sido a priori», y añadió que «esta actitud del partido de la mayoría relativa en Italia ha impedido la formación de un Gobierno estable y lanza al país hacia la más absoluta ingobernabilidad.» Según Craxi, la Democracia Cristiana, que había sido invitada como el partido más importante del país a «expresar lo mejor de sí mismo, ha revelado lo peor de su alma».
El presidente del Consejo de Ministros, encargado de formar Gobierno, en el momento de renunciar afirmó también: «Pienso con renovada preocupación en la situación del país y de sus instituciones, en la necesidad urgente de salir de una crisis invadida cada día más por factores destructivos.»El diario Avanti, órgano oficial del Partido socialista, publica hoy una nota que refleja idéntica dureza de Craxi, y que es una especie de solidaridad del PSI hacia su secretario general. Según Avanti, a la mano tendida por los socialistas para afrontar una prueba históricamente importante y dificilísima, «se ha respondido con una serie de maniobras y pretextos, y hasta con auténticas provocaciones». Añade que «a nuestra mano tendida se ha respondido de la forma más peligrosa para las futuras relaciones políticas», refiriéndose a la DC.
La Democracia Cristiana respondió ayer por la mañana con un «no» definitivo al documento político-pragmático presentado por Craxi a todos los partidos. En este documento, el presidente encargado proponía un Gobierno formado por democristianos, socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales. Menos los democristianos, los demás partidos respondieron positivamente, aunque los republicanos expresaron algunas reservas políticas.
Este Gobierno debía mantener un diálogo serio con la oposición de izquierdas y con los sindicatos, mientras consideraba como única verdadera oposición al Movimiento Social Italiano (MSI), de Giorgio Almirante, que es la extrema derecha del país. Afirmaba que la Democracia Cristiana debería mantener su papel de fuerza central del país, por ser el partido de mayoría relativa, para añadir a continuación que los demás partidos deberían participar en el Gobierno «con igual dignidad».
Recordaba Craxi, en su documento, que un gran partido tiene muchos modos de hacer política en el país y que no es necesario hacerla siempre a través del Gobierno, sobre todo en el caso de la Democracia Cristiana, «que desde hace treinta años ha gobernado siempre».
Por lo que se refiere al programa, se trataba de unos puntos muy concretos de carácter renovador, pero nada revolucionarios, que habían sido aceptados desde los liberales a los republicanos.
Respuesta negativa
La Democracia Cristiana respondió negativamente con un documento de su dirección, que sólo se negó a firmar el actual ministro de Asuntos Exteriores, Arnaldo Forlani, y algunos exponentes del grupo de Amintore Fanfani.
En este documento se afirma que la DC no podía aceptar el documento de Craxi porque «en su parte política presenta modificaciones sustanciales al papel que los electores han atribuido a la DC y porque tiende a establecer un sistema nuevo de relaciones entre los partidos políticos que no corresponde al actual».. Por lo que se refiere al programa, el documento afirma que algunos puntos podían ser aceptados, pero que otros eran ambiguos.
A pesar de la negativa democristiana, la dirección del partido hacía saber que la DC «desea mantener un diálogo político constructivo con el Partido Socialista» y añade que, precisamente para que no se pudiera estropear esta madurez, no se podían admitir «operaciones apresuradas».
Hacia el fin de la I República
Probablemente esta misma mañana el presidente de la República hará un nuevo encargo de formar Gobierno. El problema es de envergadura. Al parecer, los socialistas no apoyarán a ningún candidato democristiano del grupo del secretario nacional de la DC, Benigno Zaccagnini, mientras un aspirante contrario al líder democristiano difícilmente podrá obtener los votos del partido. Se barajaba ayer la hipótesis de un encargo a Amintore Fanfani, como presidente del Senado, para la formación de un «Gobierno institucional» de emergencia, pero según algunos observadores sería el certificado, de defunción de la I República. En realidad nadie sabe qué decidirá el anciano socialista Pertini después de esta derrota de su partido.
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