Castigar a los arboricidas de Segovia
La tala del arbolado del paseo Nuevo, de Segovia, ha constituido un atentado (robo, atraco.... pongan la palabra que gusten) contra el pueblo segoviano. Y lo ha sido por doble motivo: por el valor científico que algunas especies poseían y por la dependencia que el hombre tiene de las plantas para sobrevivir.Según esto, el responsable -o responsables- de esta acción debería ingresar inmediatamente en la cárcel, o en un manicomio, pues el acto no parece ideado por personas en su sano juicio.
Si se castiga al individuo que destruye una obra de arte, ¿por qué no se ha de castigar a la persona (?) que ordena la tala de olmos centenarios y de una especie que tiende a desaparecer?
Parece que la actitud de las personas que protestaron por la tala fue, en todo momento, pacífica. No concibo otra postura en un amante de la Naturaleza. Pero visto que en este país la única forma de conseguir algo es poniendo bombas, no me extrañaría nada ver muy pronto a los ecologistas con metralletas.
La protección de la naturaleza no podía ser una excepción: España siempre va a la zaga de los demás países europeos. No es culpa del pueblo español -el caso de Segovia es un claro ejemplo-, sino de los dirigentes, que son o muy necios o demasiado «listos». Ambas cosas les debieran descalificar para el puesto que ocupan.
