Carter reforzará su poder para mejorar su imagen electoral
La oferta masiva de dimisión hecha el martes por 34 altos cargos de su Administración permitirá al presidente Jimmy Carter efectuar en breve una pequeña remodelación del Gobierno, con el evidente propósito de reforzar su presidencia y mejorar su imagen pública de cara a las elecciones del año que viene.
El «tratamiento de shock» que Carter y sus más íntimos colabora dores están aplicando concienzudamente al norteamericano medio desde la larga «cumbre doméstica» de Camp David, en un intento de recuperar la erosionada imagen presidencial, ganó nueva intensidad con la espectacular oferta de dimisión, que fue «sugerida» por 4 consejeros de Carter y, desde luego, no impedida por éste. Mientras corren oleadas de especulaciones sobre cuántos miembros del Gabinete y del staff de la Casa Blanca serán reemplazados, fuentes oficiales se apresuraban a señalar que el equipo de seguridad nacional permanecerá en sus puestos. Este equipo incluye a los secretarios de Estado y Defensa, Cyrus Vance y Harold Brown, respectivamente, y al consejero presidencial para Asuntos de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski.
Las versiones filtradas a los me dios informativos sobre lo que ocurrió realmente durante la reunión, el martes por la mañana, de Jimmy Carter y su Gabinete difieren bastante, pero todas coinciden en que el presidente hizo un largo discurso y anunció su intención de cambiar su modo de trabajar y hasta su «forma de vida». Alguien sugirió entonces que todos los ministros pusieran su cargo a disposición de Carter, lo que fue hecho oralmente, ante el silencio del presidente.
De idéntico modo, el equipo de la Casa Blanca, en el que ocupan lugares destacados los consejeros que Carter se trajo de Georgia, ofreció poco después su dimisión al presidente. Idéntica oferta hicieron los funcionarios que sin ser miembros del Gabinete tienen categoría de ministros, como el embajador en la ONU, Andrew Young, o el enviado especial para asuntos comerciales, Robert Strauss.
Acusación de deslealtad
Después de su anuncio de un ambicioso programa energético, durante un discurso televisado en el que dijo que algunas personas le habían indicado que «algunos miembros del Gabinete parecen desleales», Jimmy Carter quedó así en libertad de emprender una operación de «cirugía estética» en su Administración. Algunas personas con acceso directo al presidente comentaban ayer que «parece otro hombre» y que «nunca le vi tan duro».
Precisamente esa es la imagen que quiere ofrecer Jimmy Carter, aprovechando la nueva subida en los sondeos de opinión provocada por su discurso televisado del domingo. «Un nuevo, comienzo de la Administración Carter», es el eslogan semioficial, y el propio vicepresidente, Walter Mondale, hablaba ayer de «nuevo énfasis» y de «nueva dirección».
La nueva época pasa por el reajuste en el Gabinete. El criticado secretario de Energía, James Schlesinger, culpable para muchos norteamericanos de las irritantes colas ante las gasolineras, dijo ayer claramente que estará fuera del Gobierno antes de que empiece la campaña electoral, a principios de 1980.
Otro ministro que parece decidido a irse, aunque quizá no inmediatamente, es el de Justicia, Griffin Bell. Las listas sobre los cambios de Gobierno son amplias, pero en la mayor parte figuran tres nombres como casi seguros cesados: el ministro del Tesoro (Hacienda), Michael Blumenthal; el de Sanidad, Joseph Califano, y el de Transportes, Brock Adams. Los dos primeros serían las víctimas de la llamada «mafia de Georgia», el equipo de jóvenes ayudantes de la Casa Blanca, que había discrepado con Blumenthal y Califfano en numerosas ocasiones.
Ascienden los "georgianos"
Dentro de la Casa Blanca, los «georgianos» ascienden posiciones, se asegura en Washington. Hamilton Jordan será nombrado oficialmente lo que ya era en la práctica: jefe del staff presidencial, un puesto que Carter no quiso cubrir. El secretario de Prensa, Jody Powell, podría ver ampliados sus poderes, mientras que Stuart Eizenstat, consejero de Política Interior, es el principal responsable del exitoso discurso del domingo pasado, que ha valido a Jimmy Carter once puntos en los sondeos de opinión pública.
Remodelación mínima, por tanto, y más con vistas a la campaña electoral de 1980 y a reforzar la nueva era de la Administración Carter que a otra cosa. Mientras que los miembros del Gobierno saliente volverán a sus negocios u ocupaciones privadas, parece que los cesados en el equipo presidencial de la Casa Blanca irán, en su mayoría, a trabajar en la preparación de la campaña Carter-Mondale, para la reelección en 1980.
Reacción soviética
La crisis gubernamental de Estados Unidos es fruto de «los gran des reveses sufridos en política interior y exterior por la Administración Carter», según la agencia soviética Tass.
La dimisión de todos los miembros del Gabinete y de los principales consejeros se debe igualmente, dice Tass, a «la división de criterios existente en los medios gubernamentales acerca de las líneas que debe seguir la política interior y exterior».
La reorganización del Gobierno, sin embargo, «no repercutirá en las principales orientaciones de la política exterior de Estados Unidos»,señala la agencia soviética.
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