Un cuadro de Picasso, vendido en 65 millones de pesetas
Los maestros de la pintura mueren pero sus obras permanecen. Parafraseando la conocida frase anglosajona, se puede decir que el espíritu de Pablo Picasso permanece vivo.Uno de sus cuadros, La botella de vino, un óleo firmado por el inmortal malagueño en 1926, ha conseguido un récord mundial al alcanzar la cifra de 460.000 libras (unos 65 millones de pesetas) en una subasta celebrada el martes por la noche en la célebre galería Sotheby's, de Londres.
El nombre del comprador no ha sido revelado. Un portavoz de Sotheby's ha declarado a EL PAIS que se trata de «un comprador suizo anónimo», lo que hace pensar a los especialistas que se trata de un agente que actúa en nombre de tercera persona o personas.
El cuadro formaba parte de un lote de 62 pinturas y dibujos pertenecientes a la colección de la familia de Paul Rosenberg, el famoso marchante americano afincado en París desde primeros de siglo, para quien trabajaron en exclusiva muchos de los grandes maestros de este siglo y que huyó a Nueva York en 1940 ante la invasión nazi de Francia. En la subasta figuraban 34 cuadros y dibujos de Picasso, además de un Renoir, un Degás, un Matisse, tres Leger y varias obras de Georges Braque y Marie Laurencin.
La recaudación total de la subasta ha ascendido a 3.278.000 libras (unos 475 millones de pesetas), de las que han correspondido a las obras de Picasso más de 288 millones de pesetas.
La estrella de la subasta era, indiscutiblemente, La botella de vino. Toda la atención estaba centrada en este óleo cuando se inició la subasta en Sotheby's, en la calle New Bond, a pocos metros del famoso Picadilly Circus.
A partir de las cuatrocientas mil libras el silencio en la sala era absoluto, mientras el encargado de la subasta se concentraba en los gestos de los dos únicos licitadores. «Adjudicado al caballero», dijo por fin el subastador cuando nadie subió la oferta de las 460.000. El «caballero» era el «anónimo comprador suizo», cuya identidad no ha sido revelada.
En este tipo de subastas, la mímica y el gesto se convierten en protagonistas. Los licitadores se limitan a un simple movimiento de cabeza, o a un enarcamiento de cejas, o a un casi imperceptible movimiento de bolígrafo, para indicar que aceptan el precio. El subastador tiene, por tanto, que estar atento a cualquier movimiento, por imperceptible que parezca, que provenga de cualquier persona que se encuentre en la sala.
Las obras se guardan durante cinco días después de la subasta. Si el licitador no aparece, la galería tiene el derecho de iniciar un procedimiento judicial contra él y a cargar un 1% diario, como gastos.
El portavoz de Sotheby`s señaló que el anterior récord por un cuadro de Picasso se alcanzó en mayo de 1973, también en una subasta de la conocida galería, y que el precio pagado fue de 340.000 libras.
Sin embargo, no todos los Picassos se vendieron. Hay que señalar que dos de ellos no consiguieron obtener los precios de catálogo. Los organizadores habían calculado que las 62 obras en subasta podrían alcanzar la suma de unos 375 millones de pesetas. Paul Rosenberg nació en París, en 1881. Su padre, Alexandre Rosenberg, había establecido en París, en 1878, una galería de arte especializada en antigüedades y otras obras de arte. Paul Rosenberg abrió sus propias galerías en Londres (1902) y en París (1905), que durante la primera guerra mundial tuvo que trasladar a Nueva York al oponerse al programa alemán de ventas de obras de arte. Los pintores en exclusiva fueron Marie Laurencin (1913), Picasso (1918-1940), Braque (1922), Leger (1925-1930), y Matisse (1934-1939).
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.