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El Gobierno Suárez y los estatutos

«Las Cortes han comenzado a exa minar los proyectos de Estatuto de Autonomía del País Vasco y de Cataluña. Deben pronunciarse dentro de un plazo de dos meses. (...)Si los vascos y los catalanes llegan a un acuerdo con la comisión parlamanetaria encargada de estudiar sus proyectos, éstos serán sometidos a un referéndum en las regiones respectivas, luego deben ser ratificados en una sesión plenaria de las Cortes antes que los sancione el Rey. Salvo fracaso de las discusiones, lo que no puede descartarse, Euskadi y Cataluña deberían disponer de un Estatuto de Autonomía al fin de este año o a principios del año próximo.

El partido gubernamental (UCD) adoptó desde el principio una posición extremadamente dura. Así, expuso, el lunes 25 de junio, sus motivos de desacuerdo con los dos proyectos. Y son tan numerosos que constituyen un veto a los textos propuestos. Los catalanes han reaccionado con cierta violencia. "La UCD desmanteló nuestro texto", declaró Jordi Pujol, secretario general del partido nacionalista Convergencia Democrática. (...) Por otra parte, el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Carlos Garaicoechea, evocó la posibilidad de una ruptura con Madrid que podría provocar una intervención militar en Euskadi.

Antonio Fontán, ministro de la Administración Territorial, y Joaquín Garrigues Walker, ministro Adjunto a la Presidencia, eran favorables a una negociación lo más abierta que fuese posible para llegar a un acuerdo. Estaban apoyados por José María de Areilza, uno de los líderes de la formación de derecha Coalición Democrática y partidario de aceptar el proyecto de Guernica tal como es (...) "Cataluña y el País Vasco merecen un estatuto particular", dijo Herrero de Miñón. "Fue desautorizado y retirado de la comisión que debe examinar los proyectos. (...)"

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Fontán ha sido también desautorizado y desde entonces guarda un gran silencio. Las personalidades favorables a la conciliación con los vascos pertenecen al ala liberal del partido del Gobierno, que comprende socialdemócratas y democristianos. La mayoría han militado en la oposición al franquismo. Por el contrario, la tendencia dura domina entre los miembros del Gobierno y del partido que han servido con el antiguo régimen y continúan siendo dirigistas y centralistas. (...)

Pero ya se ve cuáles son los principales puntos de divergencia: los representantes de las dos nacionalidades se esfuerzan en obtener amplias parcelas de soberanía. El Gobierno Suárez se niega y quiere mantener la soberanía del Estado español en los sectores claves de la vida del país. (...)

Cada vez que se encuentra en una situación delicada, el Gobierno de Suárez tiende a refugiarse tras la mampara militar. Lo que se ha producido una vez más. Los dirigentes de UCD evocan a medias palabras las advertencias indirectas que el capitán general que manda la región había lanzado a los parlamentarios vascos en el transcurso de reuniones recientes. Otros hablan de presiones del Ejército para incitar a la firmeza en la decisión del proyecto de Guernica. (...)

Sin duda, el presidente Suárez va a pesar decisivamente en la negociación y para algunos centristas es un buen signo; su habilidad, bien conocida, permitiría llegar a un acuerdo. Pero los liberales temen las intransigencias de última hora, que podrían servir a la derecha y a los jefes militares. "Hay peligro", dicen, "en considerar el terrorismo vasco como un fenómeno inevitable y habituarse, como parece habituarse la gente, al mal funcionamiento de la economía."»

, 29 de junio.

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