El Gobierno estudia el racionamiento de la gasolina

El Gobierno está dispuesto a establecer un sistema de racionamiento de gasolinas en los últimos meses del año si se mantiene el aumento espectacular de los consumos registrados en los cinco primeros meses de 1979 (más del 11,5%) y si no resultan eficaces las medidas previas de aumentos de precios, que estarán en vigor en julio, y de cierres parciales de gasolineras, que pueden esperarse para septiembre.

Las disposiciones contra el consumo de gasolina no son claves para reducir el consumo total de petróleo, ya que los combustibles para turismos sólo representan el 12% de los derivados del petróleo. Sin embargo, el hecho de que las gasolinas sean destilados ligeros, cuya producción es limitada con los actuales sistemas de refino, reduce las posibilidades de flexibilidad a favor de este combustible popular. En los últimos meses se han importado partidas de gran volumen de gasolinas adquiridas en los mercados libres a precios elevados.Los servicios técnicos del Gobierno ultiman el programa de ahorro de gasolina que puede conducir al racionamiento. Para establecer éste, en primer lugar hay que cuantificar e identificar los vehículos en uso. En este tema está trabajando ya la Dirección General de Tráfico. En segundo término hay que diseñar e imprimir los bonos de racionamiento. La Fábrica de la Moneda será la encargada de este trabajo y tendrá que conseguir un diseño de difícil falsificación. Por último, hay que fijar la operativa del racionamiento. Todos los técnicos se pronuncian por un cupo por automóvil al margen de su potencia o uso. Ello provocará el inevitable mercado negro de bonos de gasolina y la picaresca consiguiente. Este sistema, que es el más elemental, se cree que será el más eficaz. El racionamiento permite básicamente saber cuánta gasolina se va a consumir. El cupo se fijará una vez conocidos los vehículos en uso y los litros de gasolina que se consideren como máximo de consumo tolerable.

Al margen de estas medidas contra la gasolina, que serán impopulares y que son, sin duda, criticables, el Gobierno prepara una serie de disposiciones para ponerlas en marcha una vez discutido en el Congreso el Plan Energético Nacional. El Consejo de Ministros aprobará estas disposiciones en sus primeras reuniones de julio.

Entre las medidas previstas pueden señalarse las siguientes:

1. Subida generalizada de todos los precios de derivados del petróleo y especialmente del fuel, gasóleos y gasolinas.

2. Ayudas fiscales y financieras para aquellas industrias que inviertan en sistemas de ahorro de energía y de uso más racional de la misma.

3. Normas más rigurosas en materia de aislamiento de viviendas a construir a partir de ahora.

4. Reducción de los suministros de gasóleos para calefacciones domésticas a un 80% de los anteriores. Otro tanto ocurriría con los suministros de fuel a determinadas industrias.

5. Reducción de la velocidad de los barcos e incluso de los aviones -tema más complicado- siempre que no aparezcan problemas de seguridad.

6. Se espera que se autoricen con carácter inmediato tres nuevas centrales nucleares y se cree el Consejo de Seguridad Nuclear como organismo independiente del Gobierno.

7. Se prevé también una disposición para subvencionar a las diputaciones según los niveles de potencia instalada de producción eléctrica térmica de carbón, hidráulica o nuclear. El monto total de las subvenciones llegaría al 1% de la facturación total por uso de electricidad.

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