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Sorprendentes elogios a Argelia del ministro francés de Exteriores

«El lugar que ocupa Argelia en la escena mundial justifica por sí solo mi visita», aflirmó ayer el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean François Poncet, ai dar comienzo a una breve visita oficial a Argelia, situando de esta forma el contexto político de la misma. El representante galo evitó mencionar el conflicto del Sabara occidental, aunque reconoció que desea discutir «libre y abiertamente» el conjunto de los problemas internacionales que afectan al norte de Africa.

El señor Poncet dirige una importante delegación integrada por los principales cargos de su Ministerio, en un gesto que no es considerado como fortuito dada la densidad y la complejidad de temas que afectan a las relaciones franco- argelinas.De forma inesperada para diplomáticos y periodistas presentes en el aeropuerto de Argel, el jefe de la diplomacia gala pronunció un largo y emotivo elogio de Argelia, posiblemente demasiado bello para ser sincero, pero dirigido indudablemente a sensibilizar a sus interlocutores argelinos.

Por poco procedentes que sean las comparaciones, más de un observador comentaba ayer la enorme diferencia entre el estilo conciso y escueto de la declaración hecha aquí por el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, semanas atrás, y el verdadero fuego de artificio oratorio de Frangois Poncet, más,cercano a las costumbres ancestrales de la diplomacia japonesa que al estilo habitual de los inquilinos del Qual d'Orsay.

«Es un gran honor para mí pisar tierra argelina», diría de forma empalagosa el ministro francés, a su llegada, para agregar acto seguido que Francia respeta y admira las vías y opciones políticas que se ha trazado el régimen argelino para su futuro y desea aportar su contribución al mejoramiento de las relaciones «bajo las formas que Argelia desee».

«Morceau de choix», otra frase pronunciada ante su sorprendido ministro homólogo argelino, Seddick Benyahia, la referente a la «voluntad total» de Francia para preservar la dignidad, la seguridad y el respeto de los ciudada.nos argelinos en Francia. Precisamente, no hace muchos días la prensa oficial argelina se ha explayado sobre las expulsiones de inmigrantes argelinos de sus albergues y la continua racha de atentados físicos contra éstos en París, Marsella y otras ciudades francesas.

Este «contexto original» es el que según el señor Poncet, sitúa las conversaciones que mantuvo ayer por espacio de varias horas con su colega argelino y las que sostendrá hoy con el presidente, Chadli Benjedid, y el primer ministro, Mohamed Abdelghani.

El alto funcionario francés admitió que la complejidad de los problemas que separan a Argel y París lleva a suponer que éstos no podrán resolverse en una única toma de contacto.

Mientras Poncet dialogaba con el ministro de Asuntos Exteriores argelino, grupos de manifestantes integrados por personal francés que trabaja en Francia con cargo al programa de ayuda cultural organizaron una sentada ante la representación diplomática para protestar por su difícil situación económica, a la vez que esgrimían pancartas en las que se condenaba el carácter racista de la nueva ley de Inmigración francesa.

El tema del Sahara occidental no fue tratado ayer en las conversaciones, reveló anoche a los informadores el portavoz autorizado de la delegación francesa al señalar que en la primera tanda de temas discutidos figuró el de la seguridad en el área del Mediterráneo, «sobre el cual París y Argel mantienen puntos de vista muy similares».

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